Imagino que la mayoría de lectores de este blog ya han oído hablar del libro que hoy les recomendamos. Se trata de «¿Dónde está nuestro pan?» del escritor Abel Aparicio.
«¿Dónde está nuestro pan» es una novela tejida en torno a tres historias. La primera de ellas va sobre un grupo de mujeres de Torre del Bierzo que allá por 1941, en plena postguerra, acudieron al Ayuntamiento de dicha localidad a reclamar el pan que les correspondía según la cartilla de racionamiento. La segunda tiene como eje central el asalto en octubre de 1939 al tren 485 entre las estaciones de Brañuelas y La Granja de San Vicente por parte de un grupo de guerrilleros. Y la tercera —para mí, la mejor de las tres— son dos historias paralelas entrelazadas que se van desvelando en un viaje de Bilbao a Almagarinos de una abuela y su nieta. Les puedo adelantar que hay una trama de corrupción y una dolorosa —y la vez emocionante— historia de una familia de represaliados por el régimen franquista.
Un aspecto a destacar de esta obra, es que los tres relatos están basados en ‘hechos históricos’ o ‘hechos reales’, como prefieran llamarlo. Precisamente, una de las muchas razones para recomendar este libro aquí es que comparte temáticas con el blog. Lo de las mujeres de Torre que se enfrentan al alcalde —y un día, cuando ande mejor de tiempo, le pediré a Abel que me deje consultar los expedientes judiciales— es una historia que tiene que ver con las ‘resistencias cotidianas’ y con una idea de la justicia basada en que las personas están por encima de las leyes (‘economía moral’).
No, no voy a aburrirlos con un análisis de la obra, pero debo insistirles que es una obra ‘necesaria’ porque las protagonistas son mujeres, durante mucho tiempo ignoradas por la historiografía académica y raramente reconocidas como protagonistas en las narraciones históricas de ficción. Tal vez porque el suyo ha sido un protagonismo callado, anónimo, ignorado, pero no por eso menos importante. Dice el autor en una de las muchas entrevistas que le han hecho que «quería transmitir la imprescindible labor de las mujeres en cualquier cuenca minera. Ellas eran uno de los pilares fundamentales que las sostenían. Trabajaban en la mina —hasta que las dejaban, ya que, al casarse, las despedían—, en el campo y en casa; una labor silenciosa y silenciada. Es justo muy necesario reconocer su trabajo«.
No puedo estar más de acuerdo con la afirmación anterior y en alguna otra entrada de este blog hemos dicho que en en las zonas rurales de León la ‘viga maestra’ que sujetaba cada uno de los hogares era una mujer. Y con este libro Abel muestra que en las comarcas mineras no era distinto.
Otro aspecto a reseñar es que los ‘paisajes’ de la novela de Abel nos son familiares. Torre, Brañuelas, La Garandilla, son nombres ‘nuestros’ de toda la vida… Y Abel conoce esos lugares como la ‘palma de la mano’. Además en la novela hay numerosos ‘guiños’ a personajes, lugares, canciones, historias que de alguna manera u otra nos son conocidas…
Por último hay que destacar que la edición a cargo de Marciano Sonoro Ediciones es una maravilla. Se nota que los editores aman su trabajo. En fin…
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La foto que acompaña el texto es de Alex Zapico