Pueblerino, aldeano, provinciano y otros insultos…


Hace unos cuantos años estaba yo en Angola comprando en un supermercado cuando escuché unos gritos. Era una de las cajeras discutiendo con uno de los clientes:

—Camponês, você é un camponês. Vai no mato, camponês.
—Você não tem educação
—Camponêeees. Vai no mato

No sé si entienden el portugués pero la cajera insultaba a un cliente llamándolo ‘campesino’. No es que el tipo fuese un campesino, sino que en Angola, y otros países lusófonos, la palabra ‘camponês’ se utiliza como insulto lo cual es un ejemplo de la discriminación y el menosprecio a la gente del medio rural.

Quizás al lector le parezca excepcional la situación. Pues no. A poco que se ponga a pensar comprobará que en España palabras como ‘pueblerino, aldeano, villano, rústico, provinciano’ también se utilizan de forma peyorativa o como insulto; así por ejemplo de acuerdo al diccionario de la RAE, una de las acepciones de pueblerino es: «Persona poco refinada en sus modales o en sus gustos, o carente de amplitud de ideas o puntos de vista».

En otros idiomas peninsulares la situación es muy parecida. Así por ejemplo en catalán se utiliza ‘pagerol’ derivado de ‘pagès’ (campesino) para referirse a personas de maneras rústicas, poco distinguidas. Palurdo, vaya. También en Galicia se utiliza ‘labrego’ en sentido peyorativo para designar a gente con poca educación.

Y si miramos a otros países, la situación es muy parecida. En Brasil el término ‘labrego’ es sinónimo de grosero, malcriado; en Portugal este término es utilizado para señalar a alguien mal vestido, sin educación o grosero en los modales. En Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia se utiliza el término ‘pajuerano’ como insulto y peyorativamente para referirse a la gente que proviene del campo o de un pueblo pequeño, y se expresa o actúa torpemente en una gran ciudad o en un medio que le es ajeno.

Tampoco en otros países como Inglaterra, Francia o Italia se quedan atrás. Así, en inglés se utiliza ‘peasant’ (campesino) con el significado de ‘palurdo’; y así en el Oxford Dictionary aparece definido ‘peasant’ como “una persona ignorante, ruda o poco sofisticada; persona de bajo estrato social”.  En Francia se utiliza ‘bouseux’ como insulto; derivado de la palabra ‘bouse’ (estiércol), ‘bouseux’ es un nombre peyorativo y popular, para señalar a los campesinos o las personas que viven en el campo o que tienen como profesión el trabajo de la tierra (como por ejemplo los agricultores). En Italia llaman ‘terrone’ (singular) / ’terroni’ (plural) despectivamente a la gente del Sur; al fin y al cabo los ‘terroni’ son los que trabajan la tierra; también en italiano hay otras palabras con igual significado vergonzante como villano, burino o cafone, las cuales son utilizadas para referirse a la gente del campo con el significado de ignorante.

 

En fin… Cada uno saque sus propias conclusiones.

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Curiosidades #2: el truco, un juego de cartas venido del Río de la Plata


El truco es un juego de naipes muy jugado en La Cepeda y otras comarcas leonesas.

Imagino que muchos de los lectores de este blog desconocen que este juego, de origen valenciano, llegó a León con los emigrantes regresados de Argentina.

No voy a detallar aquí cómo se juega al truco, ya que en internet hay páginas que lo explican, pero sí me gustaría señalar algunas curiosidades.

La principal es que se mantienen expresiones ‘argentinas’ para ‘cantar las flores’ o ‘envidar’; por ejemplo se utilizan versos como «Al estilo Cachabuco, flor y truco» «En Chivalcoy me caí, al Bragao llegué rodando, en Ferreras me levanto con una flor en la mano«.  Quien conozca un poco Argentina reconocerá las alusiones a Chacabuco, batalla ganada por José de San Martín y que marca un punto de no retorno en la independencia de las colonias españolas en América, o a Chivilcoy y Bragado, localidades vecinas en la provincia de Buenos Aires.

Tal y como se comprueba en el último verso, hay palabras ‘corrompidas’ e incluso el verso ha sido modificado para así referirse a la ‘realidad local’, pero siempre queda alguna referencia original. Ejemplo de ello serían estos versos: «Allá por tierra africana donde relincha el peludo venía una oveja vieja con una flor en el culo» o «Por más que pida no trago las flores de sus licores vas por los campos rodando y al truco estamos jugando«; en este caso las expresiones «donde relincha el peludo» o «al truco estamos jugando» aparecen también en Argentina en numerosos versos del truco.

También hay otras expresiones que son claramente rioplatenses. Por ejemplo, cuando entran malas cartas o no hay suerte, una expresión utilizada en La Cepeda es ‘estar meao del zorrino‘; el zorrino es como llaman en el Cono Sur a la mofeta que cuando se siente amenazada lanza un líquido fétido cuyo olor es muy difícil de eliminar. Incluso se utiliza ‘macana’ para llamar al juego o a la partida: «¿Qué tal si armamos una macana?«; macana significa mentira, trampa, marrullería… imagino que a los lectores les sonará el término ‘macanudo’, aunque es este caso ‘macana’, hace referencia al espíritu del juego que consiste en ‘engañar’ al rival o incluso ‘hacer trampas’ (hay que aclarar que a diferencia del mus u otros juegos como el tute, se puede cantar mal la jugada, siempre que el rival no se de cuenta).

Si preguntásemos en los pueblos cepedanos sobre algún juego de cartas tradicional o autóctono, mucha gente consideraría como tal al truco, por el arraigo que tiene.

Lo interesante de todo ello es que una vez más se demuestra que la tradición es algo vivo y permeable que se va ‘creando’ o ‘modificando’ con el tiempo. En este caso es sumamente llamativo ya que las influencias llegaron nada más y nada menos de una región situada a más de 10.000 kilómetros de distancia; sin embargo, el fenómeno de la emigración hacia los países de América Latina fue tan importante que dejó una honda impronta en la historia y cultura de muchos pueblos de la provincia. Lo del truco es pura anécdota…

¿Se juega al truco en tu pueblo? ¿Conoces otros versos del truco u otras expresiones venidas de América? No seas tímido y compártelas en los comentarios…

 

Usos y costumbres leonesas: cómo hemos cambiado…


“Usos y costumbres. No se conoce trage provincial: al ver en una feria al maragato con su conocido y original trage; al cabrarés con su enorme sayo hasta las rodillas y unas polainas hasta medio muslo; al campesino con su chupetilla azul y su inseparable capa; al montañés con chaqueta ligera ajustada á su esbelto talle; al verciano con su ungarina: al ver que unos llevan zapatos con botines ya blancos, ya pardos, ya cortos, ya largos, ya por encima, ya por debajo de aquellos; que otros calzan abarcas, almadreñas, zuecos o galochas herradas, que si los unos llevan sombrero de fieltro ó de paja, todos se diferencian en la forma, en los adornos y en las dimensiones, y que si los otros llevan monteras, las hay andaluzas, estremeñas, castellanas, asturianas y gallegas: al ver esto nadie podra persuadirse que tan diversos y abigarrados trages pertenezcan a una misma prov.; sin embargo el natural de ellas al momento, á la simple vista, conoce no solo la comarca, sino hasta el l. que proceden. Reseñaremos no obstante el carácter y demás de las principales de aquellas: los montañeses son sútiles, festivos, obsequiosos, afables, honrados, buenos amigos, laboriosos, celosos por la educación de sus hijos, agradecidos y morigerados; su trage aunque sencillo es de lo más aseado y cómodo; usan los hombre pantalones ó calzon sencillo, chaqueta y chaleco de paño del pais, sombrero calañés y capa del mismo paño: las mugeres rodados cortos (especie de zagalejos), jubon con manga, dengue de paño rodeado en su estremidad con terciopelo ó cinta negra ó azúl, ó pañuelo de algodón ó seda en verano; collar sencillo de sartas, peinado con un solo atado hacia la parte del cirapucio ó mollera con una especie de toca negra á las véces, mantilla redonda, larga y de abrigo; hacen con sencillez y aseo sus viandas reducidas al uso de la leche, queso, manteca, pan de centeno por lo común cocido de carnes saladas la mayor parte del año, y en el verano una confección de carnero conocida con el nombre de caldereta: en la parle alta de la montaña de Babia y Laceana, existe la costumbre conocida bajo la denominación de dar los cucharones, consistente en molestar las mozas á los forasteros con pequeños golpes y pellizcos, obsequiándole después con bailes y regalos. Los riberanos de Orbigo é inmediaciones, usan calzón de paño sin tirantes, chaleco largo asolapado, ó unido en la parte inferior con una abertura en la superior bordada en las estremidades con algodón ó seda de colores, dejando entrever la camisa; chaqueta parda ó negra de corte seguido en su delantera, que no se ciñe al cuerpo en la parte del pecho, con bolsillos y carteras á la parte de atrás; montera ó sombrero calañés los mozos con escarapela ó adornos de colores: las mugeres, zapato bajo cou galón de color, media blanca, rodado estrecho sujeto en la parte céntrica posterior con unos galones que se atan para sujetarle, dejando caer desde la cintura, anchas cintas encarnadas ó de otros colores; mandil de frisa ú otra tela lustrosa; justillo de colores abierto por el pecho, descubriendo una camisa ajustada al cuello con pliegue menudo y bordado también de colores; pañuelo encarnado por lo común; grandes collares de sarta y medallas; largos pendientes; pelo dividido en dos trenzas tiradas á la espalda y atadas las puntas con un galoncito de color: los riberanos son soverbios si se quiere, y dejados para la educación de sus hijos, y en medio de ser grandes cosecheros de lino, carecen algunos hasta de sábanas; usan alimentos fuertes y muy cargados de pimienta; son aficionados á las bebidas, y es país en que se consume mucho bacalao.

Los Parameses usan un trage bastante parecido al de los riberanos, si bien las mujeres llevan menos bordados y cintas; son mas morígerados, trabajadores é industriosos que aquellos, tal vez por ser su suelo menos fértil; así es que dedican las épocas de descanso, al transporte de cueros y granos de unos mercados á otros; y á la venta del aceite de linaza procedente de las riberas. Los maragatos son harto conocidos para que nos detengamos en formar su reseña: las mugeres gastan zapatos de oreja con botón, media blanca, rodado blanco; una especie de mandiles colocados sobre el rodado, lo mismo delante que atras; dengue largo; justillo de seda; camisa con mucho bordado al cuello, pecho, puños y costura de las mangas; grandes collares dividido en 3 porciones; pelo dividido en 2 trenzas, y mantilla de punta larga con borlas en los estremos. El penoso trabajo á que se entregan en los campos, supliendo de este modo la ausencia de sus esposos, las hace buenas madres, y con una resignación y sufrimiento admirables para las privaciones de la vida. Ni hay mas conformidad en el dialecto: las palabras generalmente son castellanas castizas; pero no deja de haber según los parages, algunas voces exóticas y de origen desconocido, cuyo significado solo se comprende en ciertos distritos; si á esto se añade el uso inmoderado que en algunos se hace de los diminutivos, la estraña pronunciación de otros, y la variedad de acento en todos, se sabrá sin sorpresa que á duras penas se entienden entre sí los habitantes de los estremos de la prov. La misma variedad se observa en el carácter; sin embargo el tipo del leones es sobrio, honrado, laborioso, franco y pacífico: nos parece hemos sido demasiado prolijos en esta materia; pero a ello nos ha impulsado nuestro deseo en dar á conocer el buen carácter é índole de los leoneses”.

Madoz, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1845-50).

Lecturas de verano #4: Peralvillo de Omaña – Rubyn de la Calzada


Se acaba el verano… y a partir de la semana que viene el blog volverá a tratar los aburridos temas habituales.

Para cerrar las recomendaciones estivales, hemos elegido una obra muy peculiar: «Peralvillo de Omaña» del agustino David Rubio (Posada de Omaña en 1883-Madrid 1962), aunque firmada bajo el seudónimo de Rubyn de la Calzada.

¿Por qué la recomendamos? Aunque presentada como una novela picaresca, es una obra más bien costumbrista con numerosas referencias a los paisajes y gentes de la comarca de Omaña, así como a sus costumbres y tradiciones.

Reeditada en 2006 por Diario de León, también se puede descargar gratis en este enlace.

 

Es preciso que un gran número de personas sean ignorantes además de pobres…


 

Hace días escribí una entrada sobre E.P. Thompson y, aunque no tiene mucho que ver con la temática del blog, no me resisto a reproducir aquí unas frases de Bernard de Mandeville a las que el autor alude en el libro «Costumbres en común» .

Decía Mandeville:

Para que la sociedad sea feliz y la gente se sienta cómoda bajo las peores circunstancias, es preciso que gran número de personas sean ignorantes además de pobres. El conocimiento aumenta y a la vez multiplica nuestros deseos (…).

Por tanto, el bienestar y la felicidad de todo Estado o reino exige que los conocimientos de la clase pobre trabajadora se limiten a la esfera de sus ocupaciones y que nunca se extiendan, respecto a las cosas visibles, más allá de lo que se relaciona con su profesión. Cuando más sepa del mundo y de las cosas ajenas a su trabajo o empleo un pastor, un labrador o cualquiera otro campesino, más difícil le será soportar las fatigas y penalidades de su oficio con alegría y satisfacción (…)

Así como combatiendo la pobreza con artificio y constancia podréis instar al pobre al trabajo sin violencia, también, criándolo en la ignorancia, podréis acostumbrarlo a los trabajos realmente penosos, sin que se percate de que lo son (…) su conocimiento debe confinarse dentro de la esfera de sus ocupaciones».

Escrito a finales del siglo XVII, en una época en la que se estaban poniendo las bases del liberalismo clásico, es muy sugerente ¿no?

Foto de la película «Los santos inocentes» dirigida por Mario Camus y basada en la novela de Miguel Delibes

Curiosidades #1: Se vende: “Pinar de Lillo”. Razón: Ministerio de Hacienda


Allá por los primeros años de la década de 1870, en uno de los elencos del Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales se anunciaba la subasta de un monte denominado el “Pinar de Lillo”, con una extensión de 14.556 áreas, y con 37.500 pies de pino y haya. ¿Sorprendente, no?

Pues no. Lo anterior no fue algo excepcional ya que en el marco de la desamortización de Madoz fueron puestas en venta numerosas propiedades de los pueblos, incluso de montes que habían sido declarados exceptuados de la venta.

Afortunadamente en este caso la subasta quedó desierta sin licitadores, ya que de haberse vendido, seguramente el comprador hubiese convertido los treinta y pico mil pies de pino silvestre en metálico y difícilmente hubiese pervivido un paisaje tan singular como el Pinar de Lillo.

No deja de ser curioso que el Pinar de Lillo saliese a la venta ya que, junto con el Pinar de Tabuyo, desde muy pronto despertó el interés de los ingenieros forestales en la segunda mitad del siglo XIX. En estos dos pinares se establecieron las primeras casas forestales de la provincia con guardería, fueron los primeros sometidos a los planes de repoblación y ordenación, y a ellos fue destinada una buena parte de los medios materiales y humanos de la recién creada Administración forestal. Las razones de esta predilección por los pinares eran de índole económica ya que, como se reconocía en una memoria forestal, las maderas de pino eran “muy apreciadas en el mercado”.

En este sentido, el Distrito Forestal permitió en el Pinar de Lillo cortas aclaratorias de haya, considerada una “especie de escaso valor y limitadas aplicaciones” que no interesó a los forestales hasta principios del siglo XX, que con el desarrollo de la minería era una madera ‘económica’ para la elaboración de apeas para las minas. En cierta manera, a los forestales más que el Pinar de Lillo en sí, lo que le interesaba era la madera de pino y las semillas para repoblar otros montes. De hecho, manifestaron un nulo interés por conservar y restaurar los encinares del sur de la provincia ya que no eran montes «productivos» al no producir maderas con la rapidez exigida. En fin…

Esperemos que el preocupante endeudamiento del Estado español, que como se puede ver aquí está a punto de superar el 100% del PIB, no acabe como el siglo XIX con la puesta en venta de los bienes de los pueblos, porque (ahora sí) el desastre puede ser mayúsculo. Hoy el Pinar de Lillo es una joya al tratarse un pinar autóctono, único en el sur de Europa. Sin embargo, como hemos visto, en el siglo XIX se salvó de ser vendido porque no había suficiente demanda de maderas, y no salía rentable comprarlo, hacerlo vigas y tablones y venderlos.

Lo dicho: que cada uno saque sus propias conclusiones… pero no conviene olvidar que la Hacienda Pública es voraz y cuando está necesitada de dinero no hay miramientos.

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