Juan Alvarado y Albó (i): otro desconocido defensor de lo rural.


Este año, concretamente el 8 de septiembre, se cumplen 100 años del fallecimiento de otro “leonés” ilustre, Juan Alvarado y Albo, que tampoco tiene calle dedicada en León ni entrada en la Wikipedia. En realidad, ya hemos ido viendo que en León los defensores de lo rural no tienen demasiado predicamento… Por cierto, Juan Alvarado nació en Lugo, lo cual no deja de ser más que una anécdota…

Juan Alvarado llegó en 1888 al valle de Laciana contratado como profesor de la Escuela Mercantil y Agrícola de Villablino. Allí, junto con su hermano Ventura, se estableció hasta su muerte en 1914, poniendo patas arriba la montaña leonesa con las cooperativas mantequeras y sus enseñanzas sobre la fabricación de quesos y manteca de vaca.

Como veremos en una nueva entrada, los hermanos Alvarado fueron pioneros en la aplicación de métodos científicos a la transformación de la leche y en la promoción de métodos industriales para elaborar quesos y mantecas. Si alguien quiere saber más sobre la labor de la Escuela Sierra Pambley puede consultar publicaciones como «Juan y Ventura Alvarado. La época que doró la manteca» de Victor del Reguero o «La fundación Sierra-Pambley: una institución educativa leonesa» de Isabel Cantón Mayo.  

Además de todo ello, Juan Alvarado se dedicó a recopilar diversos aspectos del folclore de las comarcas montañesas. De hecho, unos años después de su muerte, su hermano Ventura publicó «Colección de Cantares de Boda recogida en el Valle de Laciana, Babia y Alto Bierzo». Según reconoce éste en el prólogo, Juan habría dejado tres colecciones completas: “Un copioso vocabulario lacianiego y una colección de derecho consuetudinario, y la colección de cantares de boda, aunque los dos primeros no estaban en manos de su hermano”. En este enlace tenéis más detalles del tema.

En este enlace podéis descargar el libro original, aunque yo os recomiendo comprar la reedición hecha por Victor del Reguero y Piélago del Moro, ya que como dice Marta Prieto Sarro en esta reseña del Diario de León, este libro es una verdadera joya.

Poco más se puede añadir…

El club Xeitu ha anunciado a lo largo de 2014 una publicación sobre Juan Alvarado. La esperamos como agua de mayo…

LNT te recomienda: Fran Allegre, un tipo auténtico


Fran Allegre - Nel BriezuAntes de nada, debo decir que no tengo el gusto de conocer personalmente a Fran Allegre. Por tanto lo que aquí se va a contar son impresiones de ver sus vídeos, escuchar su música y consultar su página web.

Fran Allegre es un ‘luthier‘ y músico de la Ribera del Órbigo. Según afirma en su página web construye zanfoñas, chiflas, tamborines, gaitas leonesas, rabeles, pitos, panderos cuadraos, panderetas, o arpas. También investiga sobre instrumentos, hace talleres didácticos y anima filandones con su música. ¡Ahí es nada!

Fran Allegre es un ‘rara avis’, pero no porque haya aprendido a fabricar y tocar los instrumentos musicales de forma autodidacta sino porque se dedica a recoger y difundir composiciones tradicionales leonesas. Y eso tiene también mucho mérito. Precisamente, su último disco titulado «Nel Briezu» recoge nanas tradicionales de la Ribera del Órbigo, La Cepeda, Maragatería o Los Ancares.

Se preguntará el lector por qué considero que Fran Allegre es un tipo auténtico (y valiente). Miren alguno de sus vídeos y encontrarán la explicación. No es un prodigio vocal, pero canta con pasión y valentía. Además, en estos tiempos que corren apostar por la música tradicional ya es mucho.

¡Bravo por Fran Allegre!

Si queréis comprar (o escuchar parcialmente) «Nel Briezu» podéis hacerlo desde aquí o aquí. En el video que aparece a continuación, el autor explica en RNE cómo surgió la idea del disco.

La joya del Noroeste


Simon Calder, es un escritor de viajes que trabaja como ‘Senior Travel Editor’ para el diario británico The Independent escribiendo una columna semanal, así como artículos y reseñas. Hace unos años viajó a León y en el video tenéis sus impresiones de la ciudad y alrededores; vale la pena verlo…

 

Uno de los valores de la ciudad que ensalza es la gastronomía. En otras entradas de este blog, como esta o esta, hemos dicho que la arquitectura tradicional o la música tradicional son cultura, y sin lugar a dudas la gastronomía también lo es.

La gastronomía leonesa, tal y como se comprueba por ejemplo el capítulo grabado en León del programa «Un país para comérselo» emitido por RTVE, tiene unos valores propios. Aunque volveremos sobre el tema, ¿qué os podría contar sobre los vinos, quesos, embutidos, dulces u otros productos de la tierra?

Ahora bien, en lo gastronómico todavía queda camino por recorrer… Es necesario recuperar productos y variedades desaparecidas y también mantener el consumo de proximidad. Seguramente es más barato ir a un supermercado a comprar frutas y verduras, y además es más cómodo, pero sería deseable comprar directamente en un mercado local o alguien del pueblo.

Porque además con la compra de proximidad se favorece directamente al productor (que es quien al fin y al cabo trabaja la tierra), se fomenta la conservación de los productos autóctonos, es más sostenible ambientalmente, y seguramente el producto comprado es de mucho mejor calidad que lo que nos ofrecen en el supermercado. Para mí está claro: consumo de proximidad.

Visto el video de Simon Calder surge una duda: ¿porque si León y provincia tienen unos valores turísticos que la hacen única, el turismo no acaba de despegar?. Si tienes alguna respuesta a esta pregunta, deja tu comentario…

Miguel Torga, escritor trasmontano y casi leonés


Para empezar bien el año, me gustaría recomendarles a un escritor que ha narrado mejor que nadie la vida de la gente del campo. Se llama Miguel Torga y nació a principios del siglo pasado en São Martinho de Anta en Tras Os Montes, esa región de Portugal con la que los leoneses tenemos tantas afinidades.

Torga no es un escritor demasiado conocido y descubrir su obra es un placer único. Sus cuentos, recogidos en varias obras (Bichos, Contos da Montanha, Rua, Novos Contos de Montanha, Pedras Lavradas), son de una belleza extrañísima. Su cuidada manera de escribir hipnotiza, y sus relatos e historias sobre la vida áspera de la gente de la montaña, aunque nos son familiares, trascienden todo tiempo y lugar. Los personajes de Torga son héroes que luchan con dignidad contra la fatalidad cotidiana.

Además de los cuentos, Torga publicó poesía, varias novelas (El Senhor Ventura, Vindima), libros de viajes (Portugal), varios volúmenes con sus diarios y una gran obra autobiográfica titulada «La creación del mundo». La mayoría de su obra está traducida al español y publicada por Alfaguara.

Para acabar les dejo con un trozo de un relato suyo sobre las rivalidades entre pueblos vecinos. En este caso, los protagonistas son Agarez y Donelo que rivalizaban en casi todo haciendo mofa unos de otros a la menor ocasión. Para escarnio de los de Agarez los de Donelo habían colocado en la torre, en el hueco del reloj que nunca llegó a comprarse, la estatua de San Blas; como era de esperar, los ánimos estaban soliviantados y los de Agarez estaban esperando tomarse la revancha. Así lo narra Torga:

“La procesión sale de la iglesia a las diez y media, y atraviesa Agarez antes de meterse sierra arriba camino de la ermita. Pero los de Donelo, en vez de presentarse a la hora debida, como los demás ¡no señor!: sólo cuando estaba pasando frente al crucero se les ocurre dar señales de vida.

Roberto en cuanto oyó el estallido de los petardos que anunciaban esa llegada provocadora, corrió hacia el palio a recibir las órdenes de Manuel da Tia, mayordomo principal, que llevaba una de las varas.

–Ahí vienen… –le dijo.

–Déjalos que vengan… –respondió el otro secándose el sudor de la frente-, hacemos como si no los viéramos…, que se pongan detrás si quieren. Y, según canten ellos, así bailamos nosotros…

–¡Calma! –recomendó el señor párroco, que entre dos acólitos –el padre Rego de Paços, y el padre Capão, de Covas_ llevaba la Santa Cruz apoyada en el pecho.

Los de Donelo entraron por el camino viejo. El paso, descomunal, se balanceaba como un castillo en noviembre. Iban cuatro hombre con cuerdas para evitar que se desplomase.

Los forasteros, ajenos a la intención mortificadora de aquella torre y de aquel reloj, admiraban asombrados aquella maravilla. Los de Agarez, se mordían los labios de rabia.

La procesión seguía su marcha. La música de Magueija, que alternaba con la de Constantim, tocaba el Queremos Dios. Las celadoras trajinaban lo suyo para que no deshiciésemos las filas.

El encuentro tuvo lugar en la Plaza. El fanfarrón de Rodrigo, como una cuba –el vino de Donelo es de los que se suben–, se adelantó unos pasos a sus compañeros y, solo en medio de la carretera, levantó las manos y gritó:

–¡Qué pare la procesión!

El animal del Peloto, que llevaba el estandarte y abría el cortejo, titubeó, apoyó el mástil en el suelo, y se quedó allí, tragando saliva, como idiotizado. Las imágenes, claro, también se fueron parando en seco.

Roberto, que, entretanto, había entrado en la venta del Tío Faustino a refrescarse la garganta, cuando volvió y le puso la vista encima a aquel bellaco, que cortaba el camino, perdió la cabeza. De un salto, se acercó al pendón y le gritó:

–Pero a ti, hijo de puta, ¿quién te ha mandado parar?

–¡Yo! –bravuconeó el de Donelo.

–¡Sigue adelante, so cagón! ¿Te da miedo un espantajo de éstos?

–¡Qué pare la procesión! –insistió el otro–. ¡Queremos ir en ella!

–Pónganse detrás, si quiere.

–¿Detrás?

–Y ya es un gran favor…

–Nosotros no somos perros para tener que ir detrás…

Y se armó el cisco. Sigue, no sigas, que sí, que no, y Rodrigo, cuando iba a meterse la mano en el bolsillo para tirar de la Mauser, ya tenía las tripas fuera.

Los de Donelo, apenas vieron caer a uno de los suyos, se pusieron ciegos de rabia: levantaron las cayadas y daban donde podían.

Griteríos, carreras, las varas del palio convertidas en estacas y el mismo padre Capão, pistola en ristre, defendiendo su pellejo y metiendo en cintura a los más enfurecidos.

No murió nadie, felizmente, pero fue lo suficiente para dejarnos acongojados. San Blas perdió un brazo y Santa Ana, que venía en las andas de Arca, se quedó completamente derrengada. El Chicanas recibió tal porrazo en la cabeza que le tuvieron que hacer la trepanación. A partir de entonces no volvió a estar en sus cabales (…)”

¿Qué les parece? Pues esto no es nada, comparado con los cuentos o los Diarios. Ya les digo que nunca un dinero fue mejor empleado que para comprarse los libros de Torga.

Camín de Cantares


Tal y como se explica en este artículo de El Comercio, Xosé Fernández ‘Ambás’ es «la persona que más y mejor conoce los secretos de la música popular asturiana»… y, habría que añadir, también uno de los mejores conocedores de la música leonesa. Cámara en mano, con un estilo campechano y próximo a la gente del campo, Xosé Ambás ha recorrido de punta a cabo la geografía del noroeste ibérico para documentar músicas para ‘Camín de Cantares’ y posteriormente para ‘Camín’, programas emitidos por la Televisión Pública Asturiana.

No voy a extenderme aquí sobre los méritos y valor del trabajo de Ambás ya que resulta una obviedad que sus grabaciones y el Archivu de la tradición oral d’Ambás son un verdadero tesoro y sus programas de TV son un goce para los amantes de la cultura tradicional. Sin embargo, hay dos o tres cosinas de su manera de enfocar el trabajo que lo hacen todavía más valioso y especial. Ambás ama la música y la cultura tradicional y las entrevistas transpiran admiración por las personas del medio rural. Se agradece. En un momento en el que el campo y la cultura tradicional agonizan no está mal que venga un ‘médico’ como Ambás y reconforte un poco al paciente. Y si además puede mejorarle la salud, mejor que mejor.

Ambás bucea en un mar musical que va más allá de la provincia de Asturias. Reconoce y admira una herencia común en Asturias, este de Galicia, León, Zamora, Salamanca o Tras Os Montes, poniendo de manifiesto con ello que la cultura va más allá de los mapas políticos.

Por último, y no menos importante, Ambás propone una vuelta a la música tradicional, a las ‘tonadas del país’ incluyendo chanos, jotas, pasodobles o romances, y no desprecia ningún cantar que forme parte del bagaje cultural. Muestra que estos sonidos tradicionales no son hermanos menores de la música celta que tan en boga ha estado en el noroeste peninsular sino que es un música con valores propios, que carga con la fuerza de la tierra y del pasado.

En este blog iremos colgando los programas que grabó por la provincia de León. Hace unas semanas os dejábamos un video de Felipe de Robles de Laciana. Hoy os dejamos con la grabación que hizo con Nemesio de Torrestío de Babia

Una última pregunta: ¿Por qué la televisión publica de Castilla y León no ofrece programas similares?

Recuperando la cultura tradicional


Decíamos en una entrada anterior que la música es un bien común que hay que estaría bien preservar para las generaciones futuras. Así dentro de unos años cuando ya no queden ni viejos, ni pueblos, ni vacas, quedará algún testimonio de la cultura rural que un día hubo en un lugar llamado León…

Uno de los grupos que está llevando a cabo una recuperación del folclore y de la memoria cultural es Tarna. Aunque ellos se definen como el “Folk más tabernario”, lo suyo va mucho más allá de etiquetas. Juzgad vosotros mismos…

Esto suena a gloria bendita…

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