La necedad es muy potente…


Este texto no es mío, sino de Gerardo, presidente de la Asociación «Estás en Babia». Se trata de un comentario a otro comentario de una entrada anterior, pero es interesante y vale la pena reproducirlo aparte:

«Mira Fede, lo primero decirte que plumero ninguno porque yo no hablo soslayadamente, lo digo abiertamente , no tengo nada que ocultar y el plumero solo se ve cuando se oculta algo y se deja entrever.

Llevo 20 años viviendo en el pueblo de La Cueta, y cuando digo vivir es vivir, y eso lo podemos decir muy muy pocos, concretamente los que te señala Emilio, unas 12 personas. Afortunadamente en aquellos años un puñado de personas decidimos que nuestro futuro pasaba por quedarnos en Babia. Los recursos y la belleza de sus montañas estaba ahí para todos pero nadie quería arriesgar nada… ni a nivel económico ni en el terreno personal,claro! mucho mejor se está en la ciudad…

Después de estos 20 años nadie puede recriminarnos que hayamos hecho ni un solo acto que haya ido en detrimento de la ganadería, es más la consideramos necesaria igualmente y nos parece otra manera tan digna como la nuestra de ganarse la vida. Pero tu le llamas al turismo falacia, sin embargo yo en estos 20 años los únicos proyectos nuevos que conozco en la zona han sido los relacionados de alguna manera con el turismo, aún estoy esperando que un solo ganadero realice una explotación, actividad agroalimentaria, cualquier proyecto que de verdad apueste por su sector. NADA.

La agricultura es imposible apoyarla, es un recurso que por la altitud de nuestra comarca no es viable. Tu dices que este es un proyecto incierto que traerá solo beneficio a cuatro , y yo creo que no es así. De incierto nada, es cierto y bien cierto, lo han presentado con toda trasparencia, y nosotros somos los primeros interesados en que sea controlado y que el impacto sea mínimo. ¿Acaso tu crees que hemos decidido vivir en el pueblo mas alto de Leon para que esto se convierta en Torremolinos ? ¿Acaso dudas de que amemos la naturaleza? No Fede no, este proyecto, más que a nosotros, traería beneficio a los que viviendo en la comarca, no disponen de un modo de vida, eso sí pero que se lamentan constantemente de las escasas oportunidades que ofrece Babia. Otros, con mas luces, estarán frotándose las manos, deseando que el proyecto lo desvíen para su zona…

No me malinterpretes y entiendas que es una prepotencia, pero afortunadamente a nosotros clientes nunca nos faltan, a base esfuerzo y buen hacer, las empresas salen a flote a pesar de que por aquel entonces 20 años atrás, muchos de la comarca, presagiaran que en 2 días haríamos de nuevo las maletas y nos volveríamos a nuestra ciudad.
Como presidente de la asociación tengo la obligación de velar por intereses de nuestra comarca, asi lo dicen nuestros estatutos, no defendería un proyecto a cualquier precio, pero éste lo hago sin dudarlo ni un momento.No hacerlo me parecía una irresponsabilidad tremenda y caería sobre mi conciencia para siempre .Igualmente lo defendería con la misma intensidad aunque estuviera ubicado en Torrestío o cualquier otra localidad de Babia. Falacia son los argumentos que utilizan algunos con mala fe o por desconocimiento cuando se esfuerzan en difundir aspectos del proyecto que no son verdad, (que si es gratis, que si ….que si…..)

Seguiremos peleando, que no quede ni un resquicio de duda… no podemos permitir que 6 votos de personas que llevan años sin pisar el pueblo y no les interesa lo mas mínimo, decidan sobre el futuro de una comarca y colindantes. En Babia, la historia se repite y se repite y se repite…..la necedad es muy potente….»


Photo credit: Edu Astu via Foter.com / CC BY-NC

Carta abierta a los promotores del centro de esquí de fondo en Babia


 

Estimados Eva Márquez y David Iturralde,

me asombra la falta de vergüenza con al que tratáis a un alcalde pedáneo por pedir a un pueblo la máxima expresión de democracia que es sencillamente votar. No sé si sois de León, pero como bien sabréis en nuestra provincia aún tenemos ‘eso’ que se llama Juntas Vecinales, heredadas de los concejos antiguos que se pierden en la historia y, que da la posibilidad de votar y frenar un proyecto como el vuestro.

Yo soy de Cabrera, y veo que tenemos los mismos problemas en toda la provincia, La Cueta tiene nieve, nosotros tenemos pizarra, de repente llega una empresa que ve cierto negocio, se lanza como un paracaídas y suelta que va a dar empleo a costa de ciertas concesiones. Y cuando el pueblo vota que no, es culpa del pueblo…. NO

Vamos a analizar un poco más esta situación que ustedes aprovechándose de la coyuntura (y hacen bien) no han sabido analizar y han caído en tópicos de regímenes anteriores. Resulta que mientras en el resto de Europa se apuesta por políticas para poner en valor el campo creando riqueza sostenible, en España se apuesta por un centralismo exacerbado en el que son cómplices no solo las administraciones del Estado, sino también las que mentan en su carta: el ayuntamiento de Cabrillanes, la super excelentísima Diputación de León y sus diputados del pensamiento único, así como asociaciones (para el desarrollo, o eso dicen) que no son capaces de ver el negocio que ustedes proponen (el cual veo muy correcto) pero lo dejan en manos privadas porque ellos son incapaces….

Los pueblos se vacían, pierden esa autoridad porque resulta que 19 votos ya no sirven… pero culpamos al pedáneo de ejercer su derecho a la democracia… NO SEÑORES, NO. La culpa no está en la democracia, sino en las políticas, y en tratar de aprovecharse de ellas. No llego a entender como un proyecto tan serio no es negociable, es decir, sólo haya blanco o negro; tal vez sea porque no es tan serio. No llego a comprender porque no hay posiciones intermedias en las que seguro que el proyecto hubiese salido adelante.

Pero claro, querer el monte de utilidad publica durante 25 años por el rostro aprovechándose de la situación provocada por las administraciones es de una jeta que no tienen con todo el agua del lago de Babia para limpiarse. Lo de menos son las instalaciones de las escuelas de La Cueta ¿verdad? porque digo yo, si estuviesen interesados en este proyecto de verdad, podrían comprar cualquiera de las casinas que se vende en el pueblo, es más, si están interesados, podrían incluso realizar contratos a 5 años de alquiler del monte de utilidad publica y convivir con otras actividades que no son incompatibles, todo lo contrario, la ganadería podría mantener limpias rutas de senderismo….

Así soy yo empresario, llego con mi proyecto, y pido barra libre a costa de empleos, (repito que hacen bien, porque se aprovechan de una situación no creada por ustedes) pero tal vez habría que mirar más gamas de grises…. Y a mi me da mucha pena, porque seguro que hay posiciones intermedias en las que todos cabrían. Pero no se puede insultar ni faltar al respeto a un pedáneo por ejercer la democracia. Pregúntense ustedes porque no hay posiciones intermedias, pero sobre todo, háganselo mirar, porque tal vez lleven en Babia más tiempo del que piensan…

P.D. En Cabrera también tenemos montes con nieve, pero ya me encargaré yo de no regalarlos. Y por el contrario, ya me encargaré yo de hacer que los propios locales vean el negocio y lo exploten, sin necesidad de las administraciones que sólo saben salir en los medios para la foto y que en ningún momento trabajan por el pueblo ni para el pueblo.

Iván Martínez Lobo – La Cuesta (Truchas – La Cabreira)

Pueblerino, aldeano, provinciano y otros insultos…


Hace unos cuantos años estaba yo en Angola comprando en un supermercado cuando escuché unos gritos. Era una de las cajeras discutiendo con uno de los clientes:

—Camponês, você é un camponês. Vai no mato, camponês.
—Você não tem educação
—Camponêeees. Vai no mato

No sé si entienden el portugués pero la cajera insultaba a un cliente llamándolo ‘campesino’. No es que el tipo fuese un campesino, sino que en Angola, y otros países lusófonos, la palabra ‘camponês’ se utiliza como insulto lo cual es un ejemplo de la discriminación y el menosprecio a la gente del medio rural.

Quizás al lector le parezca excepcional la situación. Pues no. A poco que se ponga a pensar comprobará que en España palabras como ‘pueblerino, aldeano, villano, rústico, provinciano’ también se utilizan de forma peyorativa o como insulto; así por ejemplo de acuerdo al diccionario de la RAE, una de las acepciones de pueblerino es: «Persona poco refinada en sus modales o en sus gustos, o carente de amplitud de ideas o puntos de vista».

En otros idiomas peninsulares la situación es muy parecida. Así por ejemplo en catalán se utiliza ‘pagerol’ derivado de ‘pagès’ (campesino) para referirse a personas de maneras rústicas, poco distinguidas. Palurdo, vaya. También en Galicia se utiliza ‘labrego’ en sentido peyorativo para designar a gente con poca educación.

Y si miramos a otros países, la situación es muy parecida. En Brasil el término ‘labrego’ es sinónimo de grosero, malcriado; en Portugal este término es utilizado para señalar a alguien mal vestido, sin educación o grosero en los modales. En Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia se utiliza el término ‘pajuerano’ como insulto y peyorativamente para referirse a la gente que proviene del campo o de un pueblo pequeño, y se expresa o actúa torpemente en una gran ciudad o en un medio que le es ajeno.

Tampoco en otros países como Inglaterra, Francia o Italia se quedan atrás. Así, en inglés se utiliza ‘peasant’ (campesino) con el significado de ‘palurdo’; y así en el Oxford Dictionary aparece definido ‘peasant’ como “una persona ignorante, ruda o poco sofisticada; persona de bajo estrato social”.  En Francia se utiliza ‘bouseux’ como insulto; derivado de la palabra ‘bouse’ (estiércol), ‘bouseux’ es un nombre peyorativo y popular, para señalar a los campesinos o las personas que viven en el campo o que tienen como profesión el trabajo de la tierra (como por ejemplo los agricultores). En Italia llaman ‘terrone’ (singular) / ’terroni’ (plural) despectivamente a la gente del Sur; al fin y al cabo los ‘terroni’ son los que trabajan la tierra; también en italiano hay otras palabras con igual significado vergonzante como villano, burino o cafone, las cuales son utilizadas para referirse a la gente del campo con el significado de ignorante.

 

En fin… Cada uno saque sus propias conclusiones.

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La cara oculta de la minería del carbón


Como sé que esta entrada del blog va a levantar sarpullidos, lo digo alto y claro:

APOYO a los mineros leoneses y a todas las personas que hayan perdido su trabajo.

APOYO todas las luchas solidarias que defiendan la vida, el trabajo y el territorio.

Aun así, reconozco que los mineros me tienen harto con sus movilizaciones y sus continuas peticiones de solidaridad. ¿Acaso se solidarizaron ellos con los ganaderos cuando la Junta de Castilla y León, a mandado de Europa, destruyó la ganadería leonesa? ¿Acaso se solidarizan ellos con otros colectivos? ¡Cómo si únicamente ellos tuvieran razón en sus reclamos!

Tengo la sensación de que uno es un ingrato y un insolidario si no apoya la minería del carbón. Y no. Lo digo bien claro, YO NO APOYO LA MINERÍA DEL CARBÓN si eso supone apoyar a delincuentes como Victorino Alonso, ENDESA o firmar por la destrucción del territorio.

Vamos a dejar unas pocas cosas claras.

1. La minería del carbón es una actividad económica sobrevalorada.

Decir que la minería ha llegado a contribuir al 20% del PIB de la provincia de León es no decir nada. El PIB mide lo que mide. El PIB mide el valor de mercado de una determinada actividad económica, pero no tiene en cuenta por ejemplo las ‘externalidades’ negativas de dicha actividad; por ejemplo si abres una mina a cielo abierto y destruyes un bosque o un río y toda la vida que alberga, en el PIB del sector minero se valora monetariamente el carbón obtenido pero no se resta ni se contabiliza lo destruido.

Otra segunda cuestión es cómo se distribuye la riqueza generada por las minas y quien se queda con el grueso de los beneficios, porque a mi no me acaba de quedar claro cómo la minería benefició a las comarcas mineras leonesas si siguen siendo de las más pobres de la provincia.

A pesar de toda la importancia que se le ha querido dar a la minería, León no es una provincia minera, es una provincia agroganadera. En los años 60 del siglo pasado cuando ni la minería ni la agricultura estaban en crisis, unas 25.000 personas vivían de la minería, mientras que 400.000 personas dependían de las actividades agropecuarias.

2. Obtener carbón destruye suelos, aguas y bosques.

Uno. Los lavaderos de carbón y los carbones finos superficiales arrastrados a los cursos de agua son altamente contaminantes. Además se trata de vertidos ácidos de alta toxicidad para los seres vivos que habitan las aguas. Cabe recordar que las truchas de muchos ríos leoneses desaparecieron por los lavaderos de carbón; este fue el caso del Bernesga, el Torío o el Esla. Otro tanto ocurrió en Asturias.

Dos. Las escombreras de carbón son también contaminantes  (algunas como la de la Minero Siderúrgica de Ponferrada y ubicada en las proximidades de esta ciudad llegó a ocupar más de 350.000 metros cuadrados con más de 75 metros de altura). Además de ocupar suelo productivo, en ocasiones estas escombreras están en combustión durante largos períodos, desprendiendo gases tóxicos.

Tres. Las minas, al exigir un alto consumo de maderas para entibar las galerías, contribuyeron a la destrucción de los mejores montes y bosques de la provincia.

Cuatro. ¿Qué decir de la minería a cielo abierto? Además de destruir paisajes excepcionales  y/o el hábitat de muchas especies animales (lo saben bien en Laciana o en Las Médulas, aunque este último caso se trata de una cantera), han ocasionando también problemas de erosión y de estabilidad del suelo (pueden ocasionar deslizamientos).

Volviendo a lo que decíamos del PIB: todos estos impactos no se miden, y habría que restarlos ¿no?

3. La minería del carbón daña la salud de los mineros.

Todo el mundo sabe que la minería es una actividad peligrosa. Los mineros, no sólo ha estado expuestos a altas concentraciones de polvo que les han ocasionado enfermedades como la silicosis, sino que los accidentes mortales son algo común.

¿Hasta qué punto las indemnizaciones por muertes y enfermedad son una compensación adecuada a los daños producidos.? Queridos lectores, no confundan los conceptos de precio y valor: el valor de una vida no es el precio que establece la aseguradora.

Falta añadir que, en general e históricamente, las comarcas mineras se han caracterizado por unas condiciones de vida deterioradas que se traduce, por ejemplo, en una menor esperanza de vida; porque, entre otras razones, la minería fue uno de los sectores en los que más predominó el trabajo infantil hasta que fue prohibido.

4. Los planes de reconversión y reindustrialización no han servido de nada. 

Para finalizar, y como complemento a las deterioradas condiciones de vida en las comarcas mineras, se añade que en las comarcas mineras hubo una mayor inmigración, cosa que en sí no tiene nada de negativo, pero sí que puede afectar a la cohesión social y comunitaria.

Y sin caer en tópicos, también en las comarcas mineras solían estar presentes fenómenos como el alcoholismo, juego o prostitución, en ocasiones síntoma de familias y sociedades desestructuradas.

Es cierto que el cierre de las minas y las reconversiones a las que ha sido sometido el sector en los últimos años han contribuido a un deterioro mayor. Pero también es cierto que las compensaciones y los planes de reindustrialización posterior ni han cubierto los daños ocasionados por la minería ni han creado riqueza. En realidad, esos planes han servido de bien poco.

En resumen: las empresas mineras llegaron, sacaron el carbón, dejaron cuatro duros en salarios, y se fueron por el mismo sitio por el que habían llegado. ¿Dónde están los beneficios?

5. La utilización de carbón para producir electricidad es altamente contaminante

Y ya puestos a contarlo todo, hay que añadir que la quema de carbón para producir electricidad, que es lo que hacen por ejemplo las dos centrales térmicas de la provincia de León, es altamente contaminante; de hecho, las dos térmicas de León están entre las 20 más contaminantes del país como se puede ver en esta noticia.

Y no estamos hablando únicamente del cambio climático, la emisión de humos tiene repercusiones varias sobre la salud humana y pueden producir conjuntivitis, rinitis, faringitis, o dolores de cabeza, pero también dolencias graves y mortales como bronquitis asmática severa, enfisema broncopulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, o insuficiencia cardiaca, así como incrementar el riesgo de cáncer.

Bien. Vuelvo a preguntar: ¿esos costes al sistema sanitario se contabilizan en el PIB de la minería? ¿esos costes son asumidos por las empresas mineras y eléctricas? La respuesta en ambos casos es NO.


PS #1: Que no nos vendan la moto con la minería del carbón. Que no venga Juan Vicente Herrera con historias y cartas defendiendo el carbón nacional. Bla, bla, bla… Los pueblos de León desaparecen… León se está convirtiendo en un desierto, entre otras razones por falta de inversiones de la Junta de Castilla y León…  Y viene este, con la payasada de que hay que quemar carbón nacional. Por favooooor… ¡Cómo nos toman el pelo!

PS #2:Les podría pasar un listado de libros sobre la historia de minería del carbón en la provincia de León, pero ninguna de estas publicaciones, más allá de lo puramente anecdótico, presta atención a los mineros y a sus condiciones de vida, o a los daños ambientales de la minería. Deliberadamente o no, todos estos aspectos a los que hemos aludido en este post han sido ignorados. Creo que en buena medida se debe a las propias limitaciones de sus autores; aunque impartan clases en la universidad y escriban libros de historia económica, algunos saben bien poco de economía, y otros ni siquiera saben nada de historia. Y esta vez, no me voy a complicar dando nombres…

PS #3: Mucho antes de la minería del carbón había vida en la montaña leonesa… por tanto, SIN MINERÍA TAMBIÉN HAY VIDA

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Foto de David Ramos

Pobre del burro que ha de ser bueno a fuerza de palos


Estuve más de un año sin publicar en este blog. Lo eché de menos.

En todo este tiempo no dejó de crecer el número de tontos.

Desgraciadamente, poco cambió en estos meses: España sigue siendo el reino de la ignorancia y la zafiedad. Charlatanes, vividores, maleducados y sinvergüenzas gobiernan a un rebaño de sumisos borregos.

Quizás Mandeville tenía razón cuando dijo: “Para que la sociedad sea feliz y la gente se sienta cómoda bajo las peores circunstancias, es preciso que gran número de personas sean ignorantes además de pobres…». 

En fin. Como decía uno de mi pueblo: ¡Allá penas! Cada uno que haga lo que quiera. Pero…, pobre del burro que ha de ser bueno a fuerza de palos.


A pesar del tiempo transcurrido, una mayoría de lectores del blog siguen ahí, fieles. ¡Muchas gracias!

Once motivos para ‘veranear’ en un pueblo


Llegó el verano y la gente huye de las ciudades. Muchos vuelven ‘al pueblo’, y es que son muchas los motivos para ir pasar el verano en el campo; aquí te damos once:

1. El descanso está garantizado

Por lo general, la vida en los pueblos transcurre de forma tranquila. No hay nada que altere los horarios y no hay coches, sirenas de ambulancias o ruidos estridentes. Eso sí, hay gallos que cantan o perros que ladran, pero eso forma parte del hilo musical.

2. Se come bien

En los pueblos la gente sigue produciendo buena parte de los alimentos que consume. Por lo general, si no eres un rata, los vecinos te regalan lechugas, patatas, tomates, huevos, judías verdes, chorizos, manzanas y otras cosas producidas por ellos. Ahora bien, esto suele funcionar gracias a unas reglas de reciprocidad no escritas (p.e. tu le sintonizas los canales en la tv a la vecina, y ella te lleva unas lechugas; pero has de tener en cuenta que si no das nada, no esperes nada)

Ah! También hay restaurantes….

3. Son sitios seguros

A diferencia de las playas y otros destinos turísticos, en los pueblos no acostumbra a haber delincuencia (la Guardia Civil suele tener muy controlados a los malhechores). Lejos quedan los tiempos en los que se dejaba la llave en la puerta e incluso las ventanas abiertas por mor del calor, pero nada que ver con lo que pasa en las ciudades

4. Todo es más barato

Por lo que te cuestan dos cervezas en el centro de cualquier capital, en un pueblo invitas a una ronda a los 8-10 paisanos que haya en el bar: pagando menos, quedas como un burgués…  Y cuando decimos que ‘todo’ es más barato, es ‘todo lo que habitualmente’ se puede comprar en los pueblos.

5. Te puedes olvidar del móvil…

…entre otras razones porque no hay cobertura. Si eres de un operador raro, lo lógico es que no haya cobertura. Si eres de un operador conocido, de esos que continuamente te estafan, pues te sentirás aún más estafado: o has ido a veranear a un pueblo que está en una ‘zona de sombra’ y no hay cobertura; y si la hay, las redes están saturadas. Por supuesto: olvídate del 3G, del wi-fi y de todas esas modernidades…

6. Cada día es fiesta en el pueblo de ‘al lado’

Desde el 24 de junio (San Juan) hasta mediados de septiembre hay fiesta en ‘el pueblo de al lado’; eso sí, hay que preguntar a los locales que son los que controlan el calendario.

7. Puedes volver a practicar deporte o aficiones que tenías abandonadas

Si has elegido ir a veranear al pueblo, es el momento de vivir ese momento indescriptible de ponerte las zapatillas y el pantalón de deporte, correr cien metros y tumbarte al lado del río a la sombra porque estás asfixiado… Y sí, también hay hobbies menos exigentes: pasear, recolectar mariposas, hacer fotos, leer un libro, seguir los corros de lucha leonesa…

8. Se respira aire puro…

Por lo general, y si no tienes una central térmica al lado, en los pueblos se respira aire puro.

9. Es el momento de ‘hacer sociales’

En el pueblo hay muchos espacios y momentos para conversar con los ‘indígenas’ y conocer otras formas de vida. Todo parece dado para la charla amigable; precisamente, una buena costumbre que aún se mantiene es, una vez oscurece, ‘salir al fresco’ y charlar con los vecinos.

10. En algunos pueblos queda naturaleza…

Eso. En el campo hay ríos, bosques, bichos, animales salvajes… lo peor es que a estos últimos te los puedes encontrar de noche cuando vienes con el coche de la fiesta del ‘pueblo de al lado’.

11. Puedes participar de costumbres y tradiciones milenarias.

Concejos, hacenderas, fiestas patronales… son tradiciones que tienen miles de años y que aún se conservan en los pueblos ¿no es increíble?

Si se te ocurre alguna razón más de por qué veranear en un pueblo no dudes en añadirla a los comentarios

La foto que acompaña el texto es de Joanbrebo on Foter.com / CC BY-NC

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