Pobre del burro que ha de ser bueno a fuerza de palos


Estuve más de un año sin publicar en este blog. Lo eché de menos.

En todo este tiempo no dejó de crecer el número de tontos.

Desgraciadamente, poco cambió en estos meses: España sigue siendo el reino de la ignorancia y la zafiedad. Charlatanes, vividores, maleducados y sinvergüenzas gobiernan a un rebaño de sumisos borregos.

Quizás Mandeville tenía razón cuando dijo: “Para que la sociedad sea feliz y la gente se sienta cómoda bajo las peores circunstancias, es preciso que gran número de personas sean ignorantes además de pobres…». 

En fin. Como decía uno de mi pueblo: ¡Allá penas! Cada uno que haga lo que quiera. Pero…, pobre del burro que ha de ser bueno a fuerza de palos.


A pesar del tiempo transcurrido, una mayoría de lectores del blog siguen ahí, fieles. ¡Muchas gracias!

Es preciso que un gran número de personas sean ignorantes además de pobres…


 

Hace días escribí una entrada sobre E.P. Thompson y, aunque no tiene mucho que ver con la temática del blog, no me resisto a reproducir aquí unas frases de Bernard de Mandeville a las que el autor alude en el libro «Costumbres en común» .

Decía Mandeville:

Para que la sociedad sea feliz y la gente se sienta cómoda bajo las peores circunstancias, es preciso que gran número de personas sean ignorantes además de pobres. El conocimiento aumenta y a la vez multiplica nuestros deseos (…).

Por tanto, el bienestar y la felicidad de todo Estado o reino exige que los conocimientos de la clase pobre trabajadora se limiten a la esfera de sus ocupaciones y que nunca se extiendan, respecto a las cosas visibles, más allá de lo que se relaciona con su profesión. Cuando más sepa del mundo y de las cosas ajenas a su trabajo o empleo un pastor, un labrador o cualquiera otro campesino, más difícil le será soportar las fatigas y penalidades de su oficio con alegría y satisfacción (…)

Así como combatiendo la pobreza con artificio y constancia podréis instar al pobre al trabajo sin violencia, también, criándolo en la ignorancia, podréis acostumbrarlo a los trabajos realmente penosos, sin que se percate de que lo son (…) su conocimiento debe confinarse dentro de la esfera de sus ocupaciones».

Escrito a finales del siglo XVII, en una época en la que se estaban poniendo las bases del liberalismo clásico, es muy sugerente ¿no?

Foto de la película «Los santos inocentes» dirigida por Mario Camus y basada en la novela de Miguel Delibes

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