Hace unas semanas una popular plataforma de contenidos digitales en línea emitía una serie llamada «Los favoritos de Midas». La historia —decían— estaba basada en un cuento de Jack London.
Pues sí, Jack London es uno de mis escritores favoritos. Me parecen increíbles sus cuentos o sus historias sobre la fiebre del oro en el Yukón. Historias como «La llamada de lo salvaje» —de la cual se acaba de estrenar una película protagonizada por Harrison Ford— son espectaculares.
Pero lo que hoy quiero recomendarles acá es un libro que llegó a mis manos de casualidad y que se titula «Gente del abismo». Este libro surge de la experiencia del autor en Londres en el verano de 1902. Allí, el escritor pasó una temporada haciéndose pasar por un marinero estadounidense sin dinero mezclándose con vagabundos y otros ‘desheredados’. Su idea era documentarse para un libro que le habían encargado.
El libro es eso: un descenso a los abismos. A pesar de estar en el centro en un imperio que por esas fechas celebraba la coronación de Eduardo VII, hijo de la famosa reina Victoria, la pobreza lo inunda todo de forma hiriente.
Jack London muestra cómo la miseria estaba haciendo estragos entre la clase obrera de Londres y cómo la policía perseguía sin descanso a los ‘sin techo’ que dormían en la calle o en los parques. Muestra cómo los obreros pagaban casi la mitad de su salario por habitaciones insalubres, cómo familias enteras se hacinaban en un único cuarto , o cómo en una pocas habitaciones dormían decenas de personas. Describe cómo, en ocasiones, las camas eran alquiladas por turnos de 8 horas a trabajadores cuya jornada laboral era de 12, 13 o 14 horas. Explica como la falta de luz y ventilación, la humedad, los gérmenes, la escasa higiene y la falta de privacidad acababa por arruinar física y moralmente a gente que no eran otra cosa que trabajadores decentes.
También en aquella época nos cuenta London cómo las culpas de la falta de vivienda y de los bajos salarios era atribuida a la inmigración extranjera, especialmente judíos polacos y rusos. Sin embargo, Jack London achaca esta ‘decadencia’ a la enorme desigualdad en la distribución de la riqueza: 500 personas —cuya riqueza ha sido heredada— poseían 1/5 de Inglaterra y derrochaban en lujo ‘como si no hubiese mañana’.
Defiende a mujeres ‘solas’ que sostienen a la familia realizando trabajos inhumanos a cambio de una miseria. Denuncia las enfermedades a las que los trabajadores y trabajadoras están expuestos como por ejemplo quienes pasan el día con los pies y la ropa mojada que se acaba traduciendo en bronquitis, neumonía y reumatismo; o las enfermedades respiratorias de quienes están expuestos al polvo todo el día.
En fin… El texto de Jack London es de una gran actualidad. Las condiciones laborales han mejorado y mucho, pero vivimos una época en la que la distribución de la riqueza cada día es más desigual. Lo peor de todo es que, al igual que en la época en la que se escribió el libro, en estos tiempos se culpa a los pobres de sus propias desgracias. Ahí lo dejo.
Lean, lean, lean…
Por cierto, si buscan en internet encontrarán dónde descargarla gratis. Por ejemplo, acá.