Hoy, 9 de enero, se cumplirán 58 años de la tragedia de Ribadelago, pueblo situado en la comarca leonesa de Sanabria (Zamora).
La historia es más o menos la siguiente. En la madrugada de ese fatídico día, cuando todo el mundo dormía, la presa de la Vega de Tera, con graves deficiencias estructurales, reventó y el agua arrasó el pueblo y todo lo que encontró a su paso. Perdieron la vida más de 140 personas y los que se salvaron perdieron casas, ganados, enseres y medios de vida.
En el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Zamora se culpó en exclusiva a un encargado de obra. También fueron condenados a penas de cárcel directivos de Hidroeléctrica Moncabril, la titular de la explotación, aunque nunca ingresaron en prisión y que posteriormente fueron indultados por el Gobierno franquista de la época. Es decir, el régimen franquista nunca depuró a los responsables e intentó minimizar el alcance de la noticia, indemnizando exiguamente por las pérdidas ocurridas.
Como en otros casos similares (y me vienen a la cabeza Riaño u Oliegos) para realojar a los vecinos que habían perdido sus casas, el Ministerio de la Vivienda construyó un nuevo pueblo que recibió el nombre de Ribadelago de Franco; también, como en el caso de Oliegos o Riaño, el emplazamiento del nuevo pueblo era pésimo y los materiales de construcción de ínfima calidad.
La idea era pasar página lo antes posible y que el tema se olvidase pronto.
Sin embargo, a día de hoy Ribadelago sigue en la memoria…