Resistencias cotidianas


Hace unos días leía en Facebook la historia de María, una paisanina de Foncebadón que el día que fueron a llevarse las campanas del pueblo lo impidió subiéndose al tejado de la iglesia. La foto que acompaña esta entrada es la prueba gráfica de ello.

Lo que hizo María en Foncebadón tiene bastante de excepcional, porque demostró una valentía fuera de lo común. Sin embargo, estos actos de ‘plantar cara’  a la autoridad ya sea eclesiástica, civil o militar no es algo infrecuente. Recuerdo por ejemplo, que hace años con motivo del asfaltado de las calles de San Feliz de las Lavanderas, una paisanina como María trató de impedir por todos los medios que los operarios del ayuntamiento talaran un castaño centenario que había a la puerta de su casa. No sé cómo acabó la historia, pero hubo una polémica interesante.

También, en mi pueblo hace muchos años hubo una agria polémica con el cura de la localidad que quería vender los santos de la iglesia. Un domingo, a la hora del sermón, explicó que los santos eran viejos, que no tenían valor y que lo mejor era venderlos. Un estafador, vaya, porque la figura de la Virgen es una talla románica. Estaba el cura con estas ‘licantinas’, cuando al fondo de la iglesia, en la parte donde se sentaban los paisanos, se escuchó un vozarrón:

– «De eso, nada. La Virgen no se toca».

Enseguida se armó todo un revuelo de gente y comentarios, con el resto de los paisanos dándole la razón al que protestó. Más que la iglesia parecía un ‘concejo de vecinos’. El resultado final fue que no se vendieron las imágenes y el cura no paró mucho por el pueblo.

Todas estas historias entrarían dentro de lo que se ha dado en llamar «formas de resistencia cotidiana» y estarían relacionadas con un concepto que es la ‘economía moral’. Es decir, tanto María la de Foncebadón, como la señora que defendía el castaño, como los paisanos de mi pueblo que se opusieron al cura, entendían que lo que defendían era legítimo. Básicamente la ‘economía moral’ es eso: la legitimidad que avala ciertas protestas o resistencias por parte de gente humilde. Este aval para ‘plantar cara’ a lo que se considera injusto o inmoral generalmente viene de la costumbre o de ciertos valores que todo el mundo acepta y respeta.

En fin. Ya volveremos sobre el tema…

Imagino que conoces alguna historia similar. El mundo entero te estaría eternamente agradecido si, en vez de Facebook, nos la cuentas acá en los comentarios.

 

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