Ya estamos en 2018 y uno enseguida se olvida de todo lo malo del año que recién termina. Mejor…
En el 2017 hubo voraces incendios que asolaron al país hermano, Portugal, causando varias víctimas mortales; también en agosto, la lumbre arrasó en La Cabreira unas 10.000 hectáreas de monte y obligó al desalojo de varios pueblos. A finales de ese mismo mes recordarán que hubo una terrible tormenta que ‘apedrió’ numerosas plantaciones de lúpulo en la ribera del Órbigo, ocasionando cuantiosas pérdidas. Y en estos últimos meses del año hemos padecido una pertinaz sequía, quizás la peor de los últimos cuarenta años, que ha ofrecido imágenes inéditas como la de un totalmente vacío pantano de Luna.
A ello se añade que los meses de verano y principios de otoño en León han sido inusualmente calurosos, y en toda la provincia las temperaturas han sido entre 3 y 4 grados superiores a la media de los últimos años. Como el lector puede anticipar, sin lugar a dudas los numerosos incendios habidos y su intensidad tienen también que ver con esta subida de las temperaturas.
Aunque la mayoría de científicos están convencidos que se trata de fenómenos asociados al cambio climático, uno puede pensar como Trump y los negacionistas y considerar que el aumento de las temperaturas son fenómenos recurrentes y cíclicos; ya en la Edad media se vivió el Óptimo Climático Medieval, un inusual aumento de las temperaturas en la Europa Atlántica; a este período le siguió una pequeña Edad de Hielo, etc.
Pues no. En este caso, el aumento de las temperaturas es global. De hecho, el pasado mes de julio fue el más caluroso a nivel mundial desde que se tienen registros históricos de temperaturas. También en España se batieron récords de temperaturas máximas en varias estaciones meteorológicas.
Poca broma con la subida de las temperaturas, porque a su vez ese ‘pequeño’ incremento de las temperaturas tiene consecuencias importantes en otros fenómenos como El Niño o La Niña, o la potencia de los huracanes en el Atlántico Norte. Este año, sin ir más lejos, la temporada de huracanes dejó varios récords, como por ejemplo el huracán de mayor potencia desde el 1851, año en que se empezó a llevar registro.
Justamente uno de los principales ‘síntomas’ del cambio climático es lo impredecible del tiempo (se comprueba cada vez más que ‘el tiempo está loco’ con calor en febrero, nieve en mayo, etc); otro ‘síntoma’ son los fenómenos extremos (granizadas nunca vistas, tornados en Europa, lluvias torrenciales en el norte de España, etc)
Bien. No les voy a dar más el tostón, porque ya los medios de comunicación advierten continuamente de todas las consecuencias ambientales, económicas y sociales del cambio climático. Generalmente uno espera que sean los gobiernos los que tomen medidas y ratifiquen acuerdos y convenios (Kyoto, Copenhagen, París, etc), y estamos convencidos que el cambio climático únicamente afectará a los países pobres.
Como viene siendo habitual, uno espera que el Estado haga algo, y uno se olvida tranquilamente del tema…
¡Qué suerte que empezamos 2018 y en poco tiempo nos habremos olvidado de todo! Y así, hasta que dentro de unos años vuelva a haber unos terribles incendios o una fuerte sequía…
—
Desconozco al autor/a de la foto. Me llegó por las rrss y el único dato del que dispongo es que fue tomada en Villanueva de Carrizo.
Ánimo y a escribir mucho este año. Seguimos en la nuestra tierra. Siempre abrazados a sus faldas. Mientras nos queden fuerzas y brazos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Feliz año nuevo y que sea mejor que el anterior para tod@s un fuerte abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona