A lo largo de diversas entradas, hemos visto cómo los gobiernos liberales trataron de vender las propiedades comunales de los pueblos. El caso es que todas estas medidas no lograron crear una amplia capa de propietarios como era la intención original, sino que un sector del campesinado, desposeídos de los comunales, se vio aún más empobrecido y endeudado.
Por este motivo, ya en pleno siglo XX, la situación en el campo era desastrosa: caciques y políticos corruptos se habían adueñado de la vida política, día a día aumentaba el número de pobres y desposeídos, y las condiciones de vida de la población rural estaban cada vez más deterioradas. Prácticamente la única salida era «por barco», es decir, la emigración. No obstante, no todos podían viajar a Argentina o Cuba, destinos principales de unos 200.000 leoneses entre 1870 y 1920, ya que era necesario tener un pequeño capital, básicamente para comprar el pasaje de barco.
Además la ‘cuestión social agraria’ había ido empeorando en las primeras décadas del siglo XX a causa de políticas desastrosas. No se abordaban las verdaderas causas de los problemas y los distintos gobiernos únicamente se habían limitado a poner parches: que si colonias agrícolas, que si roturaciones en los montes, que si legitimación de roturaciones arbitrarias… la cosa era marear la perdiz, porque lo que pedían los campesinos eran tierras y aumento de los salarios y mejora de las comidas.
Todo ello venía agravado por una terrible crisis económica, la Gran Depresión, iniciada en 1929 en los EE.UU y que terminaría golpeando con fuerza a Europa y a los países destino de los emigrantes. Con este panorama de descontento generalizado, en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 los partidos republicanos ganaron ampliamente en la mayoría de capitales de provincia de España. Unas horas más tarde, el abuelo del actual rey abandona el país y es proclamada la Segunda República Española.
Las primeras medidas del primer gobierno republicano (presidido por un terrateniente católico-conservador, y al que acompañaban ocho liberales y tres socialistas) iban encaminadas a afrontar la grave crisis económica, así como a asentar y consolidar la institucionalidad del nuevo régimen político. Precisamente, en mayo de 1931 el Gobierno provisional declaraba su intención de abordar una reforma agraria integral que transformase la economía del país y paliase la desastrosa situación de miles de campesinos.
Esta reforma agraria, como recogería un año más tarde la Ley de Bases, tenía tres objetivos: evitar el paro obrero, distribuir la tierra y racionalizar la economía agraria. Una de las medidas propuestas, y que afectaría a León como veremos, fue el rescate de los bienes comunales que habían sido usurpados o despojados a los pueblos durante el siglo XIX.
Como no había tiempo que perder, en 1931 se empezaron a tomar las primeras medidas. El 13 de junio el Gobernador Civil en una circular publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de León (BOPL) requería y hacía saber «a todos los Ayuntamientos de esta provincia que en el plazo de quince días deberán enviar al Ministerio de la Gobernación por conducto de este Gobierno Civil nota puntual de los bienes comunales, y de los pueblos agregados del municipio así como los del Estado que existan en la demarcación municipal expresando su extensión, producción, aprovechamiento y posible utilización (…)«.
También unos pocos días más tarde, el 19 de junio, en una nueva circular se solicitaba a los alcaldes que remitieran a la Comisión Técnica Agraria datos, informes, reclamaciones sobre “despojos sufridos o alteraciones experimentadas en los bienes comunales, de propios, realengos, baldíos, dehesas boyales o cualquiera otra clase de bienes cuya propiedad o aprovechamiento, o ambos a la vez hubieran pertenecido a los vecinos en común, incluyendo entre estos bienes a los conocidos con el título de señoríos”. El tema merece una entrada más en detalle.
Como puede adivinar el lector, las respuestas enviadas por los pueblos son sumamente interesantes; de hecho, es una especie de estadística sobre comunales, motivo por el cual esta entrada abre la serie de fuentes para una historia agraria de León.
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Las respuestas de los pueblos las iremos viendo en una nueva serie, comentando los aspectos más destacables. Imagino que habrá cosas que os sorprenderán. Así que si os interesa el tema no seáis tímidos y dejad el correo: cada nueva entrada os llegará automáticamente.