¿Por qué hay que repoblar el campo?


Este texto no es mío sino de L. Álvarez que lo dejó en los comentarios a esta entrada sobre el turismo rural. Para mí es un delirio lo que plantea, pero no deja de ser un punto de vista que quizás es compartido por otra gente… 

¿Por qué hay que repoblar el campo?

Soy español y vivía en la montaña cerca de los Oscos en Asturias y siempre tuve mis dudas sobre el discurso de repoblar zonas rurales y el daño de los lobos, a pesar de perder varias gallinas y tener que cuidar mucho a mis caballos (hacía rutas).

Cuando emigré a Panamá y he vivido en las montañas y selvas de aquí, me he dado cuenta que no hace falta repoblar el campo. Poca gente de aquí vive en zonas salvajes, solo indios (pocos) y otra gente que tiene agricultura de subsistencia y caza y pesca su proteína.

Aquí no permiten la ganadería en espacios de mucha fauna y flora. Hay pumas, jaguares, tigrillos, y un sinfín de depredadores que no se meten con el ganado porque tienen muchas presas. Tampoco hay caza, a menos que sea por necesidad alimenticia, y hay gente que caza para comer pero es un número muy reducido. Si matas a un jaguar, te vas a la cárcel 20 años.

Déjalo que se haga bosque y vuelva a su forma natural si la ganadería no es viable sin ayudas de la Unión Europea. Tampoco pongas casas rurales por doquier. Déjalo que nuestro clima, nuestros ríos y nuestros animales se recuperen y los humanos que se atrevan, vivan ahí y los que no pues más cerquita de las ciudades.

Aquí en Panamá los puercos de monte y zaínos (dos tipos de jabalí) no se meten a la ciudad porque tienen mucho terreno virgen y porque se controlan en número gracias al puma y al jaguar. Nosotros tenemos lobos.

Estados Unidos tiene millones de hectáreas de zonas salvajes donde el ser humano es un invitado y así lo dicen y siempre va a quedar así (entiendo que es mucho mas grande pero yo abogo por hacerlo proporcional).

Sólo en Europa necesitamos que todo este invadido por el ser humano y desarrollar todo la tierra que haya.

¿Cuál es el problema que se despueble el campo y las montañas?

A la larga va a equilibrar ecosistemas, orgullecernos de nuestras zonas salvajes, normalizar el clima y mejorar la calidad del agua y el aire.

 

Mi pregunta es: Luis ¿qué hacemos con la gente que durante generaciones ha vivido en esos lugares? ¿Qué te parece si los metemos en jaulas y los exhibimos en Europa en circos? Que nadie se escandalice por esta idea, eso ya se hizo con los últimos pobladores originarios de la Patagonia…

Además no se trata de repoblar. Se trata de ofrecer los mismos servicios (educación, salud, etc) a todos los ciudadanos, vivan en el campo o en la ciudad y que cada uno elija dónde quiere vivir.

Volveremos sobre el tema…

Es miserable que se ayude a despoblar…


Este texto no es mío, sino de ‘Alguien’ que lo dejó en comentarios. Lo reproduzco acá ya que señala cosas muy interesantes:

 

«La despoblación es difícil de frenar pero lo que es miserable es que se ayude a despoblar.

No se puede pagar un 21% de IVA o el IRPF de un pequeño bar o cualquier negocio en un ayuntamiento con 400 habitantes o menos y distribuidos esos habitantes en 13 pueblos (pedanías). No se puede pagar el reciclaje o basura como un negocio cuando habría que considerarlo un servicio hacia los 4 vecinos que quedan y que van a echar la partida o tomarse un café o comprar unos huevos o un paquete de pan de molde por que se nos olvidó echarlo en la compra semanal del supermercado correspondiente que esta a 50 o 60 Km de distancia.

¿No es más normal y ayudar a que esos pocos negocios no tengan que cerrar y otra familia que se va a algún sitio donde ganar dinero y no estar sobreviviendo a base de penar? ¿Cómo puede ser que un autónomo pague lo mismo en una capital que en una pedanía de 3 habitantes?

¿Cuánto dinero costarían unas medidas como esas? Prácticamente nada para presupuestos millonarios que dilapida la CCAA y el Estado, incluso Diputaciones ( aunque es la única administración que da algo para los pequeños ayuntamientos y pedanías ). ¿Es tan difícil dar subvenciones reales y útiles para autoconstrucción de viviendas rurales? ¿Ayudas reales y sin hacer trampas para alquiler?

En las del 2018 de la JdCyL por poner un ejemplo : «d) Que los ingresos de las personas que tengan su domicilio habitual y permanente en la vivienda arrendada, consten o no como titulares del contrato de arrendamiento, sean iguales o inferiores a tres veces el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples«

Teniendo en cuenta que el IPREM de 2018 14 pagas = 7.519,59 € x 3 = 22.558,77 €, la realidad es que 1 persona 7.519,59 € y por cada persona que viva con él, 1/2 IPREM más. Cualquier chaval/chavala ganará más de 7.519,59€ y se largará y alquilará algo en cualquier otro sitio y formara su familia allí y así todo.

Hoy con una fibra decente y con unas comunicaciones decentes hay empresas que lo mismo les da estar en una ciudad que en un pueblo pequeño. Eso sin contar los problemas que tienen los ganaderos de extensivo, con los animalistas… con prohibiciones de caza… defendiendo lobos por encima de ganaderos tradicionales… o entrometiéndose en los manejos de tiempos inmemoriales… gente que lo único que sabe de ganado, comunales y vida rural es 0 patatero.

En fin que los pueblos no se mueren, los estamos matando».

 

¿Te parecen acertadas estas opiniones? Si tienes ganas y tiempo, deja tus comentarios al respecto. Todas las opiniones son bien recibidas…

Somos conservadores, ferozmente conservadores…


Estas interesantes reflexiones no son mías sino de Luis Ángel que vive en un pueblo y al respecto de la ‘muerte de los pueblos’ indica en uno de los comentarios:

 

«Pues a mi, cada vez que sale éste tema, me invade la melancolía.

Cierto que los motivos de la despoblación son muchos y muy complejos, pero yo quiero hacer especial hincapié en nuestras exclusivas responsabilidades, que no son las de los políticos o las de los industriales, ni las de los que, desde la capital, muchas veces después de abandonar su pueblo, claman ante la despoblación.

Yo sí vivo en un pueblo y sé de qué hablo. Hablo de la apatía de muchos pueblos, del acomodo que da una pensión en un lugar barato para vivir, del cainismo, del desprecio de los propios jóvenes (dónde los hay) a la vida en el pueblo, del conservadurismo casi feroz, de la cultura agraria que nos come. Las propias autoridades municipales de muchos pueblos, si les planteas el tema, se encogen de hombros y te preguntan qué pueden hacer y se abandonan a la apatía dedicándose a andar listos a las subvenciones limosneras de la Diputación, para renovar las farolas.

Después conozco casos de comunidades que tienen un problema para cada solución. Gentes que, en realidad disfrutan en su pueblo de una excelente calidad de vida y no están dispuestos a que ninguna idea revolucionaria, o no, les vaya a molestar o a incordiar su preciado buen vivir. Nada de traer gente de afuera, ni de cambiar ni la dirección de circulación de una calle, no sea que no pueda detenerse en ella para pegar la hebra con otro bienviviente, ni de disponer de bienes comunales, para otra cosa que no sea las de siempre.

Después está el caso del joven que ni se plantea en lo más remoto emprender nada en su “atrasado pueblo”.

Chavales que eligen universidad cuánto más lejos mejor, ni siquiera la de su provincia o las de su comunidad autónoma les vale y después prefieren Madrid o Barcelona para trabajar, o una ciudad que tenga playa y muchos “pafes”, escaparates y vida guay. ¿Seguro que no conocéis a ninguno de esos? Claro, que no hace falta tanto, con que prefieran la capital de provincia, hacen el mismo daño.

Por tanto, también somos conservadores, como dije antes, ferozmente conservadores. No nos debe de ir lo suficientemente mal, para que una vez y otra, se nos vea al votar, que no queremos movernos de la primera mitad del siglo XX. A las pruebas electorales me remito: a mayor despoblación, mayor conservadurismo»,

La inexorable muerte de los pueblos


Hubo una época en la que no había Estado, o éste no estaba muy presente. Hubo una época, posterior, en la que no se podía esperar nada del Estado más allá de impuestos y movilizaciones de los mozos para guerras. Por esta razón durante siglos los campesinos se organizaron comunitariamente para arreglar los caminos y las presas de riego, para tener escuela o médico, para dotarse de agua corriente y electricidad, etc.

Para ello se creó toda una economía colaborativa: hacenderas, veceras, derramas… y de esta manera poder salir adelante sumando esfuerzos y recursos. También crearon mecanismos solidarios para ayudarse unos a otros en casos de necesidad. Era la única manera de sobrevivir. Eran tiempos de mucha escasez.

Durante siglos nunca se esperó al Estado para que hiciese o no hiciese. Después, sí, vino el llamado ‘Estado del bienestar’ y las distintas administraciones del Estado se hicieron cargo de todo: carreteras, dotación de escuelas y médicos, agua corriente, electricidad, etc. Los vecinos ya no tenían que hacerse cargo de nada. Además ningún vecino necesitaba nada de nadie. Eran (y son) tiempos de abundancia.

De hecho, nos hemos acostumbrado a que el Estado provea. ¿Para qué organizarse para despejar un camino cortado por la nieve si hay una quitanieves del Ayuntamiento o la Diputación que lo harán? Y si no lo hacen, pues protestamos un rato y ya está. Pero nada de organizarse. Es obligación del Estado, la Diputación, o el Ayuntamiento, y punto.

Ahora bien, el Estado no es un ente abstracto que tiene vida propia. El Estado es ‘gestionado’ por el Gobierno surgido de las elecciones. No sé si lo empiezan a ver. Las elecciones se ganan con votos y el voto se concentra en las ciudades. Además hay todo un sistema clientelar que hace que todas la decisiones importantes se acaben tomando en las capitales. Los pueblos no dan votos y no interesan, aunque para mantener ese sistema clientelar / caciquil hay que hacer ver que se van haciendo cosas: una fuente acá, una plaza allá…

Mientras tanto los pueblos se quedan sin gente. Unos y otros culpan al gobierno central o al autonómico, pero se sigue votando a los mismos. Y sí, es obvio que las administraciones del Estado son también responsables de que la gente se vaya de los pueblos, pero cada vez está más claro que no van a hacer nada. Que no pueden hacer nada. Lo que hacen es poner tiritas aquí y allá, mientras el paciente se desangra…

No cabe duda que hay muchas medidas que ayudarían a ‘fijar’ población en las zonas rurales: incentivos fiscales, ayudas económicas, mejores servicios, etc. Pero que nadie se engañe, la gente joven ya no va a volver a los pueblos porque pongan banda ancha o mejoren las carreteras. Además la decisión de vivir a un pueblo no tiene únicamente que ver con que haya peores o mejores servicios o incentivos… En los pueblos sólo quedan los viejos, y los viejos, seamos sinceros, únicamente piensan en ellos. Se les pasó la vida, y a la mayoría de ellos ya ni siquiera les preocupa demasiado lo que venga…

Quizás el lector está esperando que dé alguna receta contra la despoblación. Lo cierto es que no sólo no se me ocurre nada, sino que soy muy pesimista. Creo que es la despoblación es un proceso irreversible que no se frenará porque, entre otras razones, se seguirán poniendo parches que nada remedian. Creo también que responde a la lógica de la Historia: el abandono del campo es síntoma de profundos cambios en la economía. Quizás algún día la gente regrese a los pueblos, pero lo que viene ahora es una lenta muerte.

Mejor hacerse a la idea…

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