Llevo años queriendo escribir una pequeña historia del lino en León. Después de semanas de buscar materiales sobre este tema, desisto. Estos temas ya no interesan a nadie, y sin la consulta de archivos no puedo ofrecer otra cosa que no sea un vulgar refrito que poco o nada aporte a lo ya conocido.
Me interesa el lino, porque creo que pocos cultivos han marcado tanto la historia agraria de la provincia y, a pesar de ello, hoy en día casi no quedan ni vestigios. Imagino que los que son de un pueblo, les suenan topónimos como llenar, llenarina, llenares, o llinar y han visto en los arcones sábanas, sayas y otras prendas de lino. También si uno indaga un poco en libros y fuentes es fácil encontrarse con numerosas referencias históricas a este cultivo[1].
Sin lugar a dudas, en los siglos XVIII y XIX el lino fue una de las bases de la economía de muchas comarcas leonesas. Cultivado en las tierras más fértiles (fondos de valles, sobretodo), en terrenos de marcada acidez y con abundante agua, el lino formaba parte del sistema agrario tanto su cultivo como su transformación. Aunque eran producciones de una alta exigencia en mano de obra, los campesinos aparte de cubrir las necesidades domésticas obtenían excedentes que eran vendidos en las ferias y mercados locales. Asimismo la fibra obtenida, mediante técnicas artesanales de cardado e hilado, era transformada en lienzos durante los períodos invernales por los propios campesinos, obteniendo de ello un pequeño ingreso. De hecho, esta industria textil artesanal alcanzó un notable desarrollo a partir del siglo XVI y sin temor a equivocarnos, se podría afirmar que en la segunda mitad del XIX los hilados de lino eran la principal industria del país.
Llegados a finales del siglo XIX, las manufacturas del lino, estancadas en sus procesos técnicos de producción, no pudieron competir con los tejidos catalanes de algodón y las importaciones de lino del Báltico. Incapaces de modernizarse y hacerse un hueco en el mercado español, poco a poco fueron desapareciendo. A ello se sumó la llegada de la remolacha azucarera que, bien remunerada, en muchas comarcas leonesas pasó a ocupar junto a la patata y las alubias la mayor parte de las tierras que antes ocupaba el lino. Los antiguos telares de lino fueron quedando arrinconados en desuso y quizás de ahí venga el significado de ‘telares’ para los leoneses, como término para referirse a trastos amontonados y sin una utilidad aparente, o de forma figurada a cuestiones embrolladas y confusas.
Aún así, a principios del siglo XX en algunas comarcas de León se seguía cultivando lino para uso y consumo doméstico. Los agricultores seguían dedicando una pequeña parte de sus tierras para abastecerse de fibra, estopa, aceite y harina de linaza para consumo propio. En 1915 según datos oficiales se cultivaban en la provincia unas 8.000 hectáreas de lino (una quinta parte de la superficie de regadío).
Ya en pleno siglo XX hubo un serio intento de industrializar las producciones de lino, y en 1930 fue construida por la Sociedad Linera del Órbigo SA una fábrica en Veguellina del Órbigo para la transformación del lino. Según informaciones que no he podido contrastar, detrás de esta iniciativa estaban los marqueses de La Felguera, descendientes de Pedro Duro, un industrial riojano fundador de la primera gran siderurgia española y actual empresa Duro Felguera, que frecuentaban Carrizo de la Ribera al estar emparentados con los marqueses de Santa María de Carrizo. No era su primera experiencia en la comarca, ya los marqueses de la Felguera habían instalado en 1900 en la misma localidad, Veguellina de Órbigo, la primera fábrica azucarera de la provincia, la Azucarera Leonesa, aunque dos años más tarde la vendieron a la Sociedad General Azucarera. Quizás el lector se pregunte por qué no eligieron Carrizo para establecer estas fábricas. La respuesta es muy sencilla: en Veguellina había estación de ferrocarril, y en Carrizo no.
En agosto de 1935 una chispa destruyó La Linera la cual fue comprada por la empresa catalana Hilaturas Caralt Pérez. El modo de funcionamiento era el siguiente: la fábrica firmaba un contrato con los agricultores en el que se fijaba el precio de pago por la paja de lino, se les facilitaba la simiente e incluso se adelantaban pequeñas cantidades de dinero para la compra de abonos o el cultivo. El agricultor recogía la paja de lino seca y la llevaba a la fábrica donde era pesada y amontonada en medas, facturándosele lo entregado descontando los adelantos recibidos. La fábrica pasó de comprar 150 Tn de paja de lino en 1936 a 1.400 Tn en 1940, lo cual es un volumen importante. Para abastecer a la fábrica se cultivaban unas 6.000 Has en las comarcas vecinas, pero especialmente en la ribera del Órbigo y en La Cepeda.
A partir de 1939, debido al desabastecimiento de algodón causado por la Segunda Guerra Mundial se pensó en el lino como fibra sustitutiva. Además, en 1942, en el marco de las políticas autárquicas de los primeros gobiernos de la Dictadura de Franco, con el objetivo «organizar y coordinar los trabajos relacionados con la racionalización y fomento de la producción de fibras textiles«, fue creado el Instituto de Fomento de la Producción de Fibras Textiles, instalándose en la ciudad de León el Servicio del Lino. Con todo ello el cultivo del lino recibió un fuerte impulso estableciéndose otros centros de procesamiento en la región.
Sin embargo, en el momento que desaparecieron las políticas autárquicas, el lino dejo de ser viable de nuevo y poco a poco se fue reduciendo la superficie cultivada hasta desaparecer del todo a finales de los años 60 del siglo pasado. En muchos pueblos de la ribera del Órbigo y La Cepeda las ‘llenares’ pasaron a ser ocupadas por el lúpulo, cultivo del que trataremos en otra entrada. Queda prometido…
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Para saber más:
– En el artículo «Recuerdos del lino» de Cristina Ibañez publicado en 1997 en «Tierras de León» se detalla como era el cultivo tradicional del lino, su transformación y el vocabulario asociado
– También en el libro «O linho em Portugal» publicado en 1943 por el Ministério da Economia portugués se describe cómo se procesaba el lino en la fábrica establecida en Veguellina de Órbigo.

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[1] Según el Censo de frutos y manufacturas de España é Islas adyacentes de 1799 en León 102.131 @ de lino. También en el Diccionario de Madoz de mediados del siglo XIX aparecen miles de referencias al cultivo del lino como una de las principales producciones de muchos pueblos, y los telares de lienzos o molinos de linaza como industrias destacadas de algunas localidades leonesas; sólo en la ciudad de León, indica Madoz, había instalados más de 300 telares. García de la Foz en su «Crónica de la provincia de León» (1867) escribe refiriéndose a la parte sur de la provincia: «El cultivo del lino es costoso á los labradores; pero no deja de serles productivo. Venden lo que no necesitan para el gasto de casa en hebra después de espadado; y lo que pueden conservar lo hilan las mujeres en el invierno, lo dan á teger, y blanquean después el lienzo, y la estopa para las camisas y sábanas de que usan«.
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