Con esto del Covid-19 parece que un montón de gente se está planteando volver al pueblo. Fíjate que yo detesto la ciudad, pero no he necesitado pensar mucho para darme cuenta que, hoy por hoy, tengo claro que no voy a volverme al pueblo a vivir. Yo tengo mis motivos y acá se los cuento:

#1. La escuela del pueblo está cerrada

Hasta hace no mucho, en mi pueblo había una escuela donde iban todos los críos que allí vivían. Yo estudié en esa escuela. Lo habitual era levantarse un rato antes de las 9 y —una vez desayunado— salir corriendo hacia la escuela. Allí permanecíamos hasta la hora de comer cuando regresábamos de nuevo a casa. Y a la tarde, pues lo mismo. Hoy, los pocos críos que quedan en el pueblo, y no importa lo pequeños que sean, tienen que levantarse a las 7 de la mañana para ir al autobús que, después de 40-45 minutos de recorrido, los deja en un centro escolar que está a poco de más de 10 minutos en coche.

Bien, aunque esos pequeños —y pequeñas— tienen servicio de transporte y comedor gratis, el esfuerzo que tienen que hacer es grande. Además, esa es la única opción para las familias que viven en el pueblo. Y está situación es algo generalizado ya que en los últimos 20 años se han ido cerrando escuelas en casi todos los pueblos de la provincia. No me vengan con la despoblación y con que no hay alumnos…

¡Vaya cómo nos vendieron la moto! Ya hace muchos, muchos años que empezó la historia. Hace más de 40 años en algunos pueblos de La Cepeda cerraron la escuela y mandaron a los rapaces a estudiar ‘internos’ a Astorga y a otros lugares. En ese momento tenían que haber prendido fuego a la Delegación de Educación. Porque, poco a poco, utilizando criterios de racionalidad económica —imagino— se fueron cerrando las escuelas de los pueblos. Otro tanto ocurrió con los CRA (Centros Rurales Agrupados). En vez de dotar de medios a las escuelas rurales, fueron concentrando a los rapaces en los CRA. Con todo eso, hubo un momento en que la gente, aunque tuviese el trabajo en un pueblo, prefería irse a vivir a la capital o a un centro urbano. Era por el bien de los hijos. Con ello, más escuelas y más escuelas se fueron cerrando, y… de aquellos polvos, estos lodos. A mediados de los años 70 del siglo pasado, cada una de las 1.200 localidades de la provincia de León tenía su escuela. Hoy el 60-70% de los pueblos de la provincia, o más, tienen la escuela cerrada.

No tengo ni idea cómo se puede solucionar este problema. Lo que sí se, es que acá donde vivo, tengo el colegio a 5 minutos de casa. Mis hijos van y vienen caminando a la escuela. Obviamente, si viviese en un pueblo, querría lo mismo para mis hijos: una escuela de calidad a la que puedan ir y volver caminando.

#2. En mi pueblo NO es posible teletrabajar

Hoy nos venden el teletrabajo como la nueva realidad y nos dicen además que puedes ‘teletrabajar’ en el medio rural. ¡Qué poco conocen la realidad! Con lo del teletrabajo nos toman por tontos. Y a las pruebas me remito…

Este verano, en algunos pueblos de La Cepeda, durante el mes de agosto el 80% de los días no había manera de conectarse a internet —¡ni siquiera se descargaban los mensajes del Whatsapp!— y varios días tampoco hubo conexión telefónica. ¿Así quieren que hagamos teletrabajo? Estamos arreglados. Y es que el quid de la cuestión del teletrabajo es tener una conexión ‘decente’ a internet. No importa que en los últimos diez años hayamos escuchando eso de que el medio rural necesita banda ancha, que patatín, que patatán… Nos presentan la banda ancha como la panacea y la solución a todos los problemas del mundo rural, pero uno: la banda ancha no es la solución; y dos, la realidad es que la mayoría de pueblos pequeños de la provincia, y especialmente en algunas comarcas, las conexiones a internet o no existen o son de muy baja calidad.

#3. No hay transporte público en condiciones

Cuando yo era pequeño funcionaba un autobús o ‘coche de línea’ que permitía desplazarse a los mercados y a otras localidades. No es que fuera maravilloso, pero quien no tenía coche podía desplazarse a Astorga, a León o a cualquier otro sitio. Ahora creo que funciona ‘a demanda’. Llamas por teléfono y ese día pasa el coche de línea.

Bien. Yo no tengo problema y me podría comprar un coche, pero mi mujer —como otra mucha gente— no tiene carnet de conducir. No cabe duda, pues, que la falta de transporte es una limitación.

Y en el caso del transporte, pasó más o menos lo mismo que con las escuelas. Primero desmantelaron líneas de tren —la Ruta de la Plata, por ejemplo— argumentando que eran deficitarias. Después cerraron líneas de autobús. Y así todo…

#4. Los servicios sanitarios son escasos

Quien tiene hijos pequeños sabe que es fundamental tener el médico cerca. No es que los servicios sanitarios sean malos y debo decir que cada vez que, en vacaciones, hemos visitado las Urgencias Pediátricas del Hospital de León, la atención ha sido más que excelente. Pero, justamente, hemos tenido que acudir a León porque en los Centros de Salud no hay atención pediátrica. A todo ello se añade que la Junta de Castilla y León ha ido cerrando consultorios rurales, como se puede ver en esta noticia.

Como es lógico, uno se puede adaptar a todo, pero lo deseable sería que en el lugar donde uno vive, sea un pueblo o una ciudad, disponga de servicios públicos de calidad. O al menos disponga de unos servicios mínimos.

#5. En los pueblos no hay trabajo

Unos párrafos más atrás les comenté que yo podría trabajar desde cualquier lugar que disponga de conexión a internet. Pero, la realidad es que el trabajo lo tienes que llevar tú, porque no hay trabajo en algunos sectores. Es algo lógico que el trabajo en las zonas rurales esté ligado al sector primario, pero de nuevo se pone de manifiesto que la falta de empleos también es consecuencia de los procesos de abandono institucional. No tiene que ver únicamente con la despoblación.

¿Cómo va a haber trabajo en los pueblos si cerraron las escuelas, los centros médicos, las oficinas bancarias, las farmacias, los cuarteles de la Guardia Civil, las líneas de tren y la mayoría de servicios? Es de cajón… Antes, la gente que atendía esos servicios quedaba a vivir en los pueblos… Fue un verdadero proceso de desmantelamiento.

En fin… no les doy más la tabarra. Seguramente que, a pesar de todo, sigue habiendo muchos más motivos para irse a vivir al pueblo, pero en mi caso tendré que esperar a la jubilación para volver. La buena noticia es que cada vez me queda menos…

13 comentarios en “Cinco motivos por los que (de momento) no pienso regresar a vivir al pueblo…

  1. A ver, hay gente que no está entendiendo el sentido de esta entrada. Lo que se pretende con este escrito no es desanimar a que la gente se vaya al pueblo, ni mucho menos criticar a los que viven en un pueblo. Lo que se critica en el artículo es que hay muchos pueblos que están ‘abandonados’ por las Administraciones sin servicios o éstos son de mala calidad. La gente que vive en los pueblos tiene los mismos derechos que la gente de la ciudad. A eso se refiere el artículo. Tienen derecho a una educación de calidad, a una sanidad de calidad, etc. No son ciudadanos de segunda.

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  2. Perfecto. Como la sanidad es mala, no voy al pueblo, como la educación no es igual que en la de mi barrio, me quedo aquí, como los servicios sanitarios son escasos, que los sufran los demás. Me suena un poco a eso de «primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío… luego fueron a por los homosexuales, pero como yo era homosexual… Y finalmente fueron a por mi y ya no había nadie para defenderme» pues tu argumento es un poco lo mismo, en vez de luchar por tener una buena sanidad, una buena educación etc en pueblos y ciudades, yo me quedo como estoy y si me arreglan las cosas los demás pues ya si eso me voy al pueblo. Tú tal vez no quieras venir al pueblo, pero te aseguro que los que estamos aquí tampoco querermos que venga gente así. 😉

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  3. Vale, puedo llegar a estar de acuerdo con algunos de estos argumentos y aún así me sigue compensando vivir en el pueblo. Pero el ejemplo del teletrabajo es lo más absurdo que he leído en tiempo… Se nota que el que ha escrito este artículo sólo es un veraneante más aunque haya pasado su infancia en el pueblo. El ejemplo que pone de que durante el mes de agosto no llegaban ni los WhatsApp 😂😂😂😂😂 hombre, todo aquel que viva en un pueblo sabe que el mes de agosto no es ejemplo de nada… No refleja la realidad del resto del tiempo. En cuestión de días cualquier pueblo de España pasa de los habituales 20, 30 o 50 habitantes a 200 o 500. Eso no hay línea que lo resista, pero, por lo menos en mi zona tenemos cobertura suficiente el resto del año. En agosto se colapsa, si, como todo, pq los veraneantes consumen toda lalinea, lo mismo pasa con el agua corriente, con el servicio de basuras…esta pensado para los habitantes habituales, no para la excionalodad del mes de agosto

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    1. Muy bien. ¿Y lo de la escuela, el transporte, los servicios? El problema es que en agosto en mi pueblo no se juntan ni 100 personas. Creo que conoces poco la realidad de los pueblos de León. En muchos pueblos no hay una conexión decente a internet ni en verano, ni en invierno, ni en ningún mes del año…

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  4. Creo que para vivir en el pueblo hoy hay que tener «vocación». Todavía tienen que mejorar mucho las cosas antes de que se convierta en una opción a tener en cuenta de forma general, sin convertirte en un «bicho raro». En un año, si todo va bien, espero ser uno de esos bichos raros (y espero que no falle internet ni se vaya la luz el día de NOchebuena, como ha pasado estas navidades en varios…), porque también es cierto que, si no nos atrevemos y presionamos para que se apueste realmente por un mayor equilibrio territorial, el abandono irá a más

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  5. Quizá la solución a todas esas desventajas en venirse de la ciudad en grupo. Ahora es fácil montar una asociación para la vuelta al medio rural en grupo. Una eco Aldea por ejemplo…. quizá tenga que pasar tiempo, y quizá tenga que desdoblarse todo para luego repoblarse…..no sé….lo que es seguro es que los que nos morimos somos nosotros y los pueblos y los territorios seguirán ahí, esperando que otros les den vida….puede que no lo veamos… pero seguro que no so.os los últimos…
    Pienso yo.

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  6. Es la pescadilla que se muerde la cola, pero el que quiere vivir en un pueblo, vive y punto. Lo demás son excusas, y está claro que cuanta más gente marche, más servicios que nos van a quitar. Y por cierto, yo estoy muy contenta con la educación que reciben mis hijos aunque tengan que ir y volver en autobús. Y la infancia que están viviendo no tiene ni punto de comparación.

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  7. Estoy de acuerdo, tendrás que esperar a jubilarte para poder volver al pueblo, para la gente activa el pueblo se está poniendo imposible.

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  8. En las ciudades hay más cosas buenas que en las zonas rurales. Pero en las zonas rurales hay más gente buena que en las ciudades. En el pueblo que está en la colina —tendido cómo un viejo que se muere—, reconoces a un lobo o a un jabalí cuando los ves. En la ciudad te encuentras a Pata de Cabra y apuestas tu vida a que es un ángel de luz.

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  9. Y quienes no teníamos posibilidades estábamos sin la cacareada «igualdad de oportunidades», por lo que, para intentar la mejora, no nos quedó otro remedio que salir del pueblo «en busca de la cagada de lagarto». Si no, aunque hubiera escuela en el pueblo, nuestros hijos seguirían sin tener la «oportunidad» de estudiar en un instituto o en otros centros de formación profesional.
    Sin lugar a dudas, hay que recuperar población en los pueblos, pero como no estén bien dotados en muchos aspectos, no será rentable habitar en ellos. Y hay que empezar por reducir la cantidad de municipios existentes, racionales los nuevos, y dotación de todo tipo de servicios. Si no es así, paraíso de jabalíes y lobos serán….

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